MOSCONI
Nació en Buenos Aires el 21 de
febrero de 1877. Hijo de Enrico
Mosconi, un ingeniero italiano dedicado
al tendido de vías férreas y de María Juana
Canavery, una argentina de ascendencia irlandesa.
Creció en su ciudad natal. Al finalizar la escuela primaria, ingresó al Colegio Militar de la Nación y
se graduó de subteniente de infantería el 20 de
noviembre de 1894, a los 17 años de edad. Posteriormente el ejército lo envió a prestar servicios al Regimiento 7 de Infantería en Río Cuarto, Provincia de Córdoba, y
comenzó en ese destino a escribir un "Reglamento para la Infantería en
Campaña", con detalles sobre el manejo de explosivos e instrucciones para
construir puentes.
Años después de estar en Rio
Cuarto, fue ascendido y trasladado a Buenos Aires, donde empezó la carrera de
Ingeniería. A partir del año 1898 y por su inclinación sobre el tema, este
joven oficial fue designado a integrar un equipo técnico para realizar estudios
topográficos en la cordillera de los Andes y luego en la Patagonia para
establecer un tendido ferroviario en la provincia de Neuquén. Mientras
realizaba estas actividades continuaba sus estudios de ingeniería en la
Universidad de Buenos Aires donde se graduó en 1903 como ingeniero civil.
Años posteriores integra una
comisión a Europa visitando Bélgica, Alemania e Italia, para analizar y
adquirir equipamiento de energía hidroeléctrica que necesitaba el
ejército. Estando en Alemania fue
seleccionado para realizar un posgrado de cuatro años de duración y lograr una
alta especialización en la Escuela Superior de Charlottenburg. Luego de
graduarse en aquel establecimiento, regresa al país continuando con su carrera militar
y años posteriores fue designado jefe de la división Aeronáutica del Ejército.
Con el grado de Coronel y unos
meses antes de ser nombrado Director de Yacimientos Petrolíferos tuvo un
enfrentamiento significativo con el gerente propietario de la empresa norteamericana
West India Oíl Co., la única que vendía nafta de aviación, dado que la misma se
negó a suministrar el combustible aeronáutico sin pago adelantado a los aviones
del ejército, lo que terminó imposibilitando una actividad aérea prevista.
El
Coronel Mosconi con gran preocupación por lo acontecido, se presentó en la
oficina del gerente de aquella compañía, anunciando su preocupación y le reclamó
con mucha corrección y valentía, el porqué de la negación de la empresa a cargar
combustible a los aviones. Para nada quedó convencido con las explicaciones del
gerente, a las que replicó que el estado
nacional no le debía un centavo a la empresa y que era injusta la actitud
tomada y además impertinente. El Coronel se retiró angustiado por lo
sucedido y pensó que había negociados que él no conocía pero condicionaron la
actitud de negación. Fue ante esta situación
que se juramentó -según lo cuenta en su libro- que argentina debía tener su
propia producción y no depender de empresas foráneas.
El 16 de octubre de 1922, Mosconi fue nombrado
en base a sus conocimientos y preparación, por el presidente de la República Argentina,
que era el Dr. Marcelo Torcuado de Alvear, como
Director General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF),
cargo que ocuparía durante ocho años, dedicando grandes esfuerzos para
incrementar la exploración y desarrollo de la extracción de petróleo.
Fue un director con una visión
muy amplia e independentista de la importancia del petróleo y trabajó de manera
personal con mucha tenacidad y constancia, junto a un equipo de técnicos e
ingenieros en la labor de investigación y desarrollo sobre la destilación de lubricantes
para el país, demostrando una capacidad extraordinaria para organizar y hacer
expandir a la empresa, lo que le valió el gran apoyo del Congreso de la Nación.
Ahora bien, esta situación no dejaba de incomodar a intereses privados
vinculados con estas actividades manejadas muchas de ellas por grandes empresas
extranjeras.
Durante la dirección de Mosconi el progreso de la empresa argentina fue
algo extraordinario, YPF construyó la gran destilería de La Plata, y logró una
flota de transporte naval con buques tanques para mover el petróleo desde los
yacimientos a la destilación, lo que permitió un aumento importante de la
producción y fue así como se logró triplicar la elaboración de petróleo en
argentina e independizó al país de las compras de naftas al extranjero,
incluidas las de aviación. La destilería de La Plata es aun en la
actualidad uno de los complejos más importantes de América del Sur y además
está considerado como un gran establecimiento industrial de lo más dinámicos de
la República Argentina .
Tiene una capacidad de refinación de doscientos mil barriles por día. Cuenta,
además, con una planta de elaboración de bases lubricantes, parafinas,
extractos aromáticos, asfaltos y productos petroquímicos
Toda la obra muy
visionaria de Mosconi fue un gran avance, pero realmente no todo lo que brilló
fue oro, el país vivía una peligrosa inestabilidad política y en 1930 sufrió la
república un mazazo demoledor que terminó con la caída del Presidente Irigoyen
y con las nuevas autoridades nacionales. Mosconi fue tremendamente cuestionado
y rotulado como “el enemigo principal de las empresas extranjeras”. El poder
ejecutivo y varios ministros fueron presionados para que lo sacaran a Mosconi
del lugar que ocupaba y que le restaran impulso y expansión de YPF. Así fue
como el presidente de la nación relevó de inmediato a este científico patriota
argentino, lo citó a la casa rosada y se le ordenó que debía concurrir a Italia
para realizar estudios, lo que fue exactamente un destierro disfrazado, dado
que la expansión de los yacimientos nacionales y la capacidad de este hombre
molestaban enormemente a empresas de capitales privados extranjeras que querían
vender combustibles en el país y explotar recursos económicos de manera
abusadora.
Las medidas que tomó
el gobierno fueron desastrosas para el país y para el estado de ánimo de este
brillante general de la nación y su estado de depresión le provocó una amargura
extrema. Pasado un tiempo regresa al país con la esperanza de mejorar su situación,
además ya no era presidente el General Uriburu, ahora estaba el General Agustín
P. Justo. Tenía entonces un hilo de esperanza, pero se le borró esa ilusión cuando
el nuevo presidente lo designó en un cargo protocolar en el ejército como “Director
de Tiro y Esgrima”. Esta situación que para él era como una burla, dado que no
estaba acorde con lo que había luchado y preparado durante toda su vida, le
hicieron perder todas las esperanzas de volver a trabajar por la grandeza
petrolera de argentina. Fue así como este gran hombre queda derrotado, vencido,
no pasando mucho tiempo fue retirado del ejército y falleció el 4 de junio de
1940.
Argentina perdió a
un gran científico y un brillante patriota. Mosconi murió en la humildad, pero además
de demostrar su extraordinario talento y honestidad en toda su trayectoria, también
demostró de manera permanente grandeza y desprendimiento y dejo un legado de
ejemplo y dedicación a la patria.
Walter Bonetto
31-3-2020
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