sábado, 25 de julio de 2015

Dr. René Favaloro “Una eminencia. El valor y la grandeza de un hombre”

El doctor René Favaloro nació en la ciudad de La  Plata, el 12 de julio de 1923, hijo de un carpintero y de una modista, vivió una infancia pobre en el barrio El Mondongo, —un barrio de inmigrantes—. Luego de cursar sus estudios primarios y secundarios en esa ciudad ingresa a la universidad  para seguir la carrera de medicina porque sentía una clara vocación por la misma, fue un joven humilde, trabajador, estudioso y de mucho talento, de gran respeto a sus padres y un especial amor por su abuela materna. Se graduó de médico en 1949 y al año siguiente se radica en la localidad pampeana de Jacinto Arauz para ejercer lo que había anhelado con gran fuerza: ser un médico  rural.

Después de vivir doce años en ese lugar donde con su hermano, también  médico, instalaron con gran sacrificio una clínica en donde trabajaron  con ahínco por varios años, él  se fue a los Estados Unidos  para especializarse en  cirugía torácica  cardiovascular.

Aquellos primeros años en el extranjero  no fueron  nada fácil para el médico argentino, había llegado a aquel país  aconsejado por el profesor José María Mainetti; ya Favaloro tenía 39 años y  comienza a trabajar en el Hospital Cleveland Clinic  de la ciudad de Ohio  pero pasó un buen tiempo antes que pudiera  entrar al quirófano; por aquellos comienzos en muchas ocasiones  observaba con gran atención  desde los cristales  en una sala sobre nivel como operaban los médicos, para eso se ayudaba con un catalejo de teatro y constantemente tomaba notas; pero al pasar el tiempo  comenzó a participar y cuando  lo vieron como intervenía  en la sala de operaciones  causó admiración para aquellos prestigiosos colegas.

Así inició su carrera en aquel lugar como médico residente  y fue ganando un gran prestigio, admiración y respeto  por  todo el cuerpo médico. A los cinco años de trabajar tesoneramente en ese lugar desarrollo con gran éxito la técnica del baipás aorto coronario,  lo cual revolucionó  el campo de la medicina cardiaca, dado que este innovador   procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria provocando gran admiración  en los mayores centros hospitalarios del mundo los logros de este médico argentino.

Con el correr del tiempo hubo medios de prensa de gran prestigio que hablaban del Doctor René Favaloro  considerándolo como “héroe mundial” por la revolución  que logró con la medicina cardiaca. El reconocimiento internacional fue absoluto y lo consideraban  como un gran científico de la medicina. Recibió incontables premios y distinciones  y quedó muy emocionado cuando la  Universidad de Tel Aviv lo designó Doctor Honoris Causa, realmente fue una autoridad mundial en medicina cardiaca.

Después de trabajar durante nueve años en aquel hospital norteamericano y haber ganado esa una indiscutible fama,  Favaloro recibe una gran cantidad de propuestas  para ir a trabajar a otros países en donde le ofertaban  contratos inmejorables por su sabiduría y conocimientos,  pero descarta todas esas tentadoras posibilidades  y   decide volver a su tierra  para  devolverle a su país “algo” con su ciencia por todas las posibilidades que le había brindado  al poderse graduar como médico siendo un joven humilde.

En el año 1971 comienza a trabajar en el Sanatorio Güemes de Buenos Aires  para luego en el año 1975 a instancia e insistencia del prestigioso médico y amigo doctor en cardiología Luis De la  Fuente,  logra crear la fundación que lleva su nombre  como un instituto modelo de alta complejidad en donde funciona  un centro de capacitación que estudian alumnos de diferentes partes del mundo y donde cada dos años se celebra el congreso Cardiología para el Consultante.

La obra del Favaloro traspasó fronteras y logró grandes beneficios para la humanidad,  pero aquel extraordinario centro de atención en  donde tenía como meta fundamental atender con nivel de excelencia a pacientes sin tener en cuenta sus recursos económicos se fue comprometiendo en un país incierto en lo político. Así las grandes obras sociales enviaban a sus afiliados pero luego no cumplían con los pagos de rigor, abultadas deudas sostenían con la Fundación Favaloro la que se tornaron incobrables como el caso del mismo PAMI entre tantas más.

Todo esto iba  asfixiando a la fundación y la situación de Favaloro fue desesperante, el mismo lo dice que se había convertido en un mendigo. Podía cobrar parte de lo adeudado si daba retornos a los directivos de las obras sociales (coimas) cosa que jamás aceptó. Su principio de vida siempre fue el apostolado al honor y a la honestidad, acudió hasta al mismo presidente de la republica pero todo fue en vano no soportó semejante catástrofe y terminó inmolando su vida el 29 de julio del año 2000.

Fue muy triste la muerte del doctor Favaloro,  porque se fue un ejemplo de rectitud, de trabajo y de esperanza para el país. Un hombre que sabía inculcar a los jóvenes el valor del sacrificio y de la lucha por la patria. Un hombre como pocos, que dio con su ejemplo el camino a seguir para convertirnos en una gran nación,  quien sabia trasmitir cada conocimiento de la medicina y de la vida se dedicó como pocos a la enseñanza y con grandeza trasmitir valores  y hablar con claridad y hasta con crudeza  pero con una autoridad intachable. Un hombre  que realizo miles de operaciones a corazón abierto no solamente en su país, también por el mundo;  que luchó en contra de la corrupción en un país muy corrupto  e indiferente, un hombre que ayudó con respeto y esperanza a los más necesitados  y que realmente fue solidario de corazón porque no pensó para sí mismo y mucho pensó para los demás aunque no los conociera.

Rene Favaloro,  un verdadero héroe nacional y científico de la medicina,  un hombre que jamás debe ser olvidado. Un hombre que demostró dos cosas que hoy  tantos dirigentes, funcionarios y gobernantes no las practican: “La Grandeza y El Desprendimiento”, por eso nuestras miserias en la nación.  René Favaloro fue un verdadero patriota, ejemplo de lucha de vida y de existencia, el país y los argentinos no lo supimos comprender,  aquel 29 de julio del año 2000 se nos fue en soledad un tesoro de vida y un prócer indiscutible que la patria y los argentinos debemos reconocer y nunca olvidarlo.


Walter Bonetto
25 de julio de 2015
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1 comentario:

  1. Excelente articulo, el Dr. merece todo nuestra admiracion y respeto como hombre integro y excelentisimo profesionsal.
    Gracias.

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