martes, 7 de julio de 2015

Un siglo de vida de la “BIBLIOTECA SARMIENTO

Terminaba el siglo XIX, la ciudad de Rio Cuarto se había consolidado sobre el camino de las pampas que conectaba Buenos Aires con Mendoza como una ciudad progresista y pujante; ahora  se expandía no solamente en su sector céntrico, también  hacia el norte y el este. Dentro de los grandes episodios ocurridos a fines de ese siglo debemos citar que en 1873  llega el ferrocarril.  La fisonomía de la ciudad y región fue cambiando,  cambió también el estilo de vida de la gente, ahora había familias que llegaban a la ciudad desde el norte  en confortables coches vagones y en el mismo día podían regresar a sus hogares. El tren era un lujo al alcance de mucha gente trabajadora, un espectáculo, una comodidad; la carreta y la diligencia quedaban en el olvido.

Llegamos a fin del siglo y  hacia 25 años que éramos  ciudad; también ya en aquellos tiempos  éramos un poco la “capital agrícola ganadera” del sur de Córdoba,  una ciudad con extraordinario impulso y crecimiento. Los misioneros franciscanos ya estaban presentes con su religión y su cultura para ayudar a educar a la ciudad y a la región. Sociedades de beneficencia, bancos, el Club Social, importantes comercios, establecimientos educacionales, mercado público, hacían no con poco esfuerzo la ciudad pujante y prometedora soñada por tantos.

 En este marco la cultura no estaba ausente, había nacido en el año 1873   la Biblioteca Pública como importante institución complementaria a establecimientos educacionales que reunía miles de libros y difundía conocimientos para tantos hombres y mujeres —actual Biblioteca Mariano Moreno—. Pero las inquietudes nunca se agotaban porque la nueva ciudad demandaba. Pasando unos años, hacia el este y casi en las periferias, al cruzar el tendido de los rieles, aprovechando el parcelamiento de tierras municipales, surgía  lentamente  un tímido barrio de gente trabajadora  y casitas humildes, mezcladas entre muchos baldíos tapados con malezas, pero así lentamente  se venía formando un pueblo. Don Juan José Almada, ex jefe de la Estación del Ferrocarril fue un pionero de la época,  tuvo la visión de adquirir en aquellos lugares unas quince hectáreas de tierra  que luego las loteó   y fue vendiendo a vecinos y también fue construyendo algunas viviendas,   lo que fue formado el pequeño pueblo llamado justamente “Pueblo Almada”, actual Barrio Alberdi, en reconocimiento a ese visionario.

No solamente trabajó   Almada por la formación del pueblo, sino que además junto a otros precursores se preocupó por llevar cultura a ese lugar y así encontramos que lo que es ahora  la “Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento”. Esta biblioteca está  vinculada en  sus raíces  por la determinación que toma la provincia  de apoyar decididamente las labores escolares, lo que permitió e impulsó  la formación de una Comisión Benefactora en enero de 1914, que fue  integrada por los señores Abel Centeno, Juan José Almada y Eduardo Bas, quienes trabajaron con perseverancia para lograr la creación de la Biblioteca, reuniendo material de lectura para los niños que concurrían a la Escuela Avellaneda. Esta gente preocupada por la cultura y la educación de sus hijos trabajaron para cambiar impresiones reunir libros y dar apoyo  a la Escuela  Fiscal  que funciona en ese sector  a partir de agosto de 1913.  Los entusiastas de formar una biblioteca se reunían en una habitación cedida en préstamo por el vecino Juan José Almada ubicada en la calle Leandro Alem al 36 que fue el primer local de la institución.

El ex Diario El Pueblo  en su edición del 8 de junio de 1815 expresaba: “mañana con una pequeña fiesta quedará librada al público  una biblioteca para la cual no ha podido elegirse mejor nombre que el del gran educador Sarmiento”. La hora de inauguración será a las tres de la tarde y desde ese momento quedará  abierta al público  en el siguiente horario: Todos los días de 3 a 4  p.m. para señoras y niños únicamente. De 7 a 9 p.m. para el público en general”.   Su primer presidente fue  Jose G. Morales y la biblioteca recibió donación de libros del Diario La Nación y también subsidios municipales.

 Pasaron los años y está señera institución continuó  su constante camino en bien de la comunidad, no sin sufrir muchas dificultades generalmente de orden político que la afectaron.  Cambió  de lugar físico en varias ocasiones y en 1939 se instaló después de tanto sacrificios y trabajo de sus directivos en su local propio, sufrió en el año 1987 un dramático incendio aparentemente provocado por terribles manos anónimas, pero la biblioteca tuvo  una honrosa trayectoria vinculada con  la cultura y el desarrollo de la ciudad, en donde indudablemente  hombres y mujeres supieron tener, y la siguen teniendo, la bandera bien alta de esta institución que nos llena de orgullo a todos los riocuartenses  y  que nos enorgullece de sobremanera que cumpla un siglo de vida.

Hoy la Biblioteca es una institución de excelente nivel  que no solamente abarca su patrimonio literario,  sino que se desarrollan actividades de distintos órdenes  que todas contribuyen en  mejorar la calidad de vida de la comunidad y trabaja con ahínco para estar actualizada con los tiempos. Cumplir cien años comprometidos con la cultura es un verdadero ejemplo a seguir.

Walter Bonetto
3 de julio de 2015

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