viernes, 31 de agosto de 2018


                              Dos argentinas en pugna

Con lo que pasa en estos días,  en donde cada vez se tensa más la situación política y económica en el país, podemos observar a dos argentinas en pugna; en competencia; en lucha  casi desesperada en muchos casos para alcanzar o consolidar cada una sus formas de gobierno y sistema de país.
Por un lado vemos la Argentina tradicional que se ubicaba o que pretende   ser “fuente de toda razón y justicia” (aunque no lo puede alcanzar) y mantener una acción esperanzadora para sus ciudadanos, seguramente con sus considerables falencias en las organizaciones que la componían y que la componen.

Por otro lado una Argentina transgresora, descontrolada, en gran medida violenta y políticamente inestable, muy permisiva, con grupos violentos y con ideas premeditadas para cambiar el curso de acción de la democracia , conducirse hacia el populismo y confundiendo a la sociedad,  en donde pulula la corrupción en gran  escala, la que va penetrando transversalmente a todos los estancos  y por ende a sus instituciones,  las que cada vez quedan más disminuidas y con menos autoridad  en donde se observa claramente que el bien común termina siendo disipado y la idea de republica pierde naturalidad.

Ante esta situación es increíble ver la falta de grandeza  en una gran franja de la clase política nacional,  que su accionar interesado en lo personal, termina condicionando su conducta la que compromete en la mayoría de los casos el bienestar de la nación y su gente.

Cuando hablamos de gente, en este caso somos los ciudadanos, quienes se sienten comprometidos con el trabajo, la educación y la esperanza de un país próspero, pero que ven, o que vemos con mucha tristeza como  cada día se nos esfuma de nuestras manos, dado que se observan  por doquier políticos de alto rango, empresarios poderosos, gobernantes, hombres de la justicia, gremialistas, periodistas, diputados, senadores etc. que se fueron comprometiendo  con la corrupción  macabra y desmedida, la cual está dañando con tanta contundencia nuestras bases que como un viento helado cala hasta los huesos a esta endeble sociedad.

Todo esto es inconcebible y causa un panorama desolador, que entristece y perturba hasta al más optimista,  ocasionando una situación de malestar general que quita las esperanzas y demuele los sentimientos para aquellos que pretenden una república con grandeza y así es como nuestra república  pierde cada día los objetivos constitucionales que establece nuestra carta magna cuando dice: “constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad” . Nada de esto se está logrando por estos días en nuestro país y se genera una confusión atroz  en donde uno observa que gobernantes y funcionarios acusados de delincuentes  se dicen “perseguidos políticos”  y por más pruebas que demuestren y aparezcan,  los mismos niegan descaradamente toda veracidad y no se hacen cargo de sus horrores.

Indudablemente esto es el colmo de la calamidad, parece que estos señores corruptos ignoran que en esta tierra hay gente de trabajo y buena voluntad que piensa con seriedad y optimismo en construir una nación de progreso; pero ahora los tramposos están de moda y los mentirosos en la orden del día, crecen cada día más  y lo más lamentable de todo esto  es que han sido altos funcionarios de la nación.

Hoy la justicia parece reaccionar  como para darle aliento a la republica caída por el desentendimiento y la corrupción. Una decena de funcionarios acusados de corrupción están detrás de las rejas los que deberán responder por sus trampas delincuenciales, pero la guerra está dada entre el sector de la justicia limpia y valiente  que quiere recuperar a la nación y entre una oposición en gran medida irresponsable y un congreso nacional con muchos diputados y senadores que indirectamente apoyan y protegen a los corruptos como también lo hacen con su indiferencia millones de ciudadanos.

Es esto una gran batalla y de la labor de la justicia dependerá nuestro futuro porque hay millones de argentinos que aman a la democracia y quieren un país próspero y sin corruptos, pero también no debemos ignorar al enemigo que realizó mucha trayectoria funesta y quiere de la Argentina una republiqueta al estilo de Venezuela o Nicaragua.

Por lo tanto ante el avance fenomenal que ha tenido la corrupción  es necesario que la justicia triunfe y haga respetar a la constitución nacional. Los argentinos debemos recordar el dicho del expresidente Néstor Kirchner: “traje a rayas para los corruptos”

Walter Bonetto
martes, 28 de agosto de 2018

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