Dos argentinas en
pugna
Con lo que pasa en estos días, en donde cada vez se tensa más la situación
política y económica en el país, podemos observar a dos argentinas en pugna; en
competencia; en lucha casi desesperada
en muchos casos para alcanzar o consolidar cada una sus formas de gobierno y
sistema de país.
Por un lado vemos la Argentina tradicional que se ubicaba o
que pretende ser “fuente de toda razón y justicia” (aunque
no lo puede alcanzar) y mantener una acción esperanzadora para sus ciudadanos,
seguramente con sus considerables falencias en las organizaciones que la
componían y que la componen.
Por otro lado una Argentina transgresora, descontrolada, en
gran medida violenta y políticamente inestable, muy permisiva, con grupos
violentos y con ideas premeditadas para cambiar el curso de acción de la
democracia , conducirse hacia el populismo y confundiendo a la sociedad, en donde pulula la corrupción en gran escala, la que va penetrando transversalmente
a todos los estancos y por ende a sus
instituciones, las que cada vez quedan
más disminuidas y con menos autoridad en
donde se observa claramente que el bien común termina siendo disipado y la idea
de republica pierde naturalidad.
Ante esta situación es increíble ver la falta de
grandeza en una gran franja de la clase
política nacional, que su accionar
interesado en lo personal, termina condicionando su conducta la que compromete
en la mayoría de los casos el bienestar de la nación y su gente.
Cuando hablamos de gente, en este caso somos los ciudadanos,
quienes se sienten comprometidos con el trabajo, la educación y la esperanza de
un país próspero, pero que ven, o que vemos con mucha tristeza como cada día se nos esfuma de nuestras manos, dado
que se observan por doquier políticos de
alto rango, empresarios poderosos, gobernantes, hombres de la justicia,
gremialistas, periodistas, diputados, senadores etc. que se fueron
comprometiendo con la corrupción macabra y desmedida, la cual está dañando con
tanta contundencia nuestras bases que como un viento helado cala hasta los
huesos a esta endeble sociedad.
Todo esto es inconcebible y causa un panorama desolador, que
entristece y perturba hasta al más optimista,
ocasionando una situación de malestar general que quita las esperanzas y
demuele los sentimientos para aquellos que pretenden una república con grandeza
y así es como nuestra república pierde
cada día los objetivos constitucionales que establece nuestra carta magna cuando dice: “constituir la unión nacional, afianzar la
justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el
bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros,
para nuestra posteridad” . Nada de esto se está logrando por estos
días en nuestro país y se genera una confusión atroz en donde uno observa que gobernantes y
funcionarios acusados de delincuentes se
dicen “perseguidos políticos” y por más
pruebas que demuestren y aparezcan, los
mismos niegan descaradamente toda veracidad y no se hacen cargo de sus
horrores.
Indudablemente esto es el colmo de la calamidad, parece que
estos señores corruptos ignoran que en esta tierra hay gente de trabajo y buena
voluntad que piensa con seriedad y optimismo en construir una nación de
progreso; pero ahora los tramposos están de moda y los mentirosos en la orden
del día, crecen cada día más y lo más
lamentable de todo esto es que han sido
altos funcionarios de la nación.
Hoy la justicia parece reaccionar como para darle aliento a la republica caída
por el desentendimiento y la corrupción. Una decena de funcionarios acusados de
corrupción están detrás de las rejas los que deberán responder por sus trampas
delincuenciales, pero la guerra está dada entre el sector de la justicia limpia
y valiente que quiere recuperar a la
nación y entre una oposición en gran medida irresponsable y un congreso
nacional con muchos diputados y senadores que indirectamente apoyan y protegen
a los corruptos como también lo hacen con su indiferencia millones de
ciudadanos.
Es esto una gran batalla y de la labor de la justicia
dependerá nuestro futuro porque hay millones de argentinos que aman a la
democracia y quieren un país próspero y sin corruptos, pero también no debemos
ignorar al enemigo que realizó mucha trayectoria funesta y quiere de la
Argentina una republiqueta al estilo de Venezuela o Nicaragua.
Por lo tanto ante el avance fenomenal que ha tenido la
corrupción es necesario que la justicia
triunfe y haga respetar a la constitución nacional. Los argentinos debemos
recordar el dicho del expresidente Néstor Kirchner: “traje a rayas para los
corruptos”
Walter Bonetto
martes, 28 de agosto de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario