La república es la casa grande que nos debe cobijar y
proteger a todos, el trabajo de cada ciudadano es imprescindible para hacernos
crecer en libertad y seguridad. La labor de sus gobernantes es tan fundamental,
que si la conducta de estos se desvía se
pierde de inmediato la búsqueda del “bien común” y se van desmembrando
paulatinamente todas las organizaciones responsables de mantener las instituciones
y la democracia.
Es que la democracia es libertad y esta tiene un precio y un
sacrificio con el cual todos debemos
contribuir, especialmente nuestros gobernantes, cosa que no siempre se ve en la
práctica.
Gran parte de los desmedidos apasionamientos políticos
terminan agravándose en el plano de lo social cuando no se quieren observar los
errores con la humildad y entereza que la función pública exige para optimizar
el sistema. Es así como en muchos casos la soberbia va dominando a los
protagonistas y estos se encierran con una absoluta arrogancia la que
perjudica enormemente la función de gobierno.
Es esto un mal contagioso que se propala como una gran mancha en donde todo lo
contamina y lo pervierte, cosa que lamentablemente ocurre en la Argentina
actual al observar la conducta altanera e incorrecta de muchos gobernantes que
critican lo que ellos no fueron capaces de hacer en su momento.
La sociedad argentina se siente con dolor por la falta de cordura y responsabilidad de
gran parte de sus políticos que no obran a la
altura de las circunstancias y terminan condenando el futuro de una
nación prospera y seria.
Uno de los más grandes y terribles males que afecta a
nuestro país es “la corrupción” y especialmente la corrupción en los círculos
del gobierno que echa por tierra todo principio de convivencia sana.
Repasando nuestra historia siempre se vieron en este país
hechos de corrupción, pero el nivel
escandaloso que alcanzó en las últimas décadas se torna inaceptable y puede
traer consecuencias fatales para la nación.
Es posible que con la caída del gobierno que precedió al
actual, esté apareciendo una bisagra que
nos puede llevar a un cambio fundamental
hacia nuestro futuro, que es lo que los ciudadanos decentes esperan con
ansiedad.
Lo terrible de todo esto es que quienes están acusados de
corrupción con pruebas contundentes no
aceptan sus horrores cometidos y terminan manifestando que son “perseguidos
políticos”. Estos aumentaron en gran cantidad asemejándose a una corporación
para delinquir y pretender hacer
entender al pueblo “que está bien lo que hacen”
Verdaderamente es una vergüenza este accionar irresponsable y cómplice con el
delito el cual en algún momento se
tendrá que sanear, caso contrario nuestra decadencia será brutal y el futuro de
la república incierto y desesperado, además el futuro de las nuevas generaciones altamente
comprometido porque vivimos en un país en donde se roban todo.
Todo esto gran parte de la sociedad lo percibe, por eso el triunfo contundente del
partido Cambiemos, en las elecciones recientes y debemos entender
claramente que muchos de los que le votaron en esta última elección
favoreciendo este triunfo eran kichneristas y por eso es que ganó la
república porque la sociedad sensata,
trabajadora, honesta y con amor al futuro no tiene que mostrarse con un
desmedido apasionamiento político partidista y debe castigar al corrupto más allá
del signo político que represente.
Hay muchas evidencias de actitudes
corruptas en las últimas décadas: Construcción casas en “Sueños Compartidos”;
la compra de trenes a España y Portugal; la tragedia de 11; la causa de obras viales pagadas y no
construidas; los hoteles Los Sauses; la muerte de un fiscal de la nación en situación
sospechosa; la ruta del dinero K y
tantas más, todo provocan situaciones
escandalosas que irritan a la sociedad y así observamos que la ex presidenta de
la nacion está imputada en varios casos de corrupción, vinculados a Lázaro Báez
y Cristóbal López. En la causa del dólar futuro está procesada, mientras que el
actual presidente tiene un expediente abierto vinculado a los Panamá Papers,
son todos estos manejos que no hablan bien de una gestión y se crea una gran
desconfianza y desmerecimiento sobre los gobernantes.
Tampoco habla bien de una gestión, la
negativa de la ex presidente de no entregar en el Congreso de la Nación la
banda presidencial al nuevo jefe de
estado y negarle el saludo al actual vencedor
de la provincia de Buenos Aires en estas últimas elecciones. Es esta una
situación mezquina y con absoluta falta de grandeza provocada por una gran arrogancia que
vinculada a innumerables sucesos repetidos de una conducta incorrecta.
Lamentablemente estas situaciones llenas
de impertinencia es la que la llevó a la
enorme pérdida de votos y produjo hartazgo a gran parte de los ciudadanos,
fragmentando a un importante partido político de la nación. Sumado a esto, cada
declaración ante los medios formula críticas destructivas hacia el nuevo gobierno, mostrándose con falsedades y mentiras que “su gestión fue mejor” cuando se la puede analizar como calamitosa,
lo que se convierte en una verdadera lástima
porque estas actitudes demuestran claramente “que el patriota faltó a la
cita”.
Walter Bonetto
27-10-2007
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