sábado, 12 de diciembre de 2015

Raíces de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Parte VIII) —Los pasos finales—

                                                     
No fue tan sencillo el enlace telefónico  con Europa, para que   Víctor Yoma se pudiera comunicar desde su domicilio particular de barrio Avilene  con el empresario Giancarlo Elia Valori. Buscó la hora prudente, que  en Río Cuarto eran las cuatro de mañana, realizó varios intentos y en los primeros no obtuvo resultados, se daba cuenta que el teléfono sonaba pero no había repuesta, al tercer día de insistir,   la mucama lo atendió y él con un mínimo de italiano, se pudo hacer entender  que era  de Argentina y que precisaba hablar con el señor Valori; la mujer le explicaba  que el señor   no estaba en ese momento,  pero que intentara llamar en el mismo horario al día siguiente y que ella le iba advertir del llamado; al otro día, nuevamente la mucama lo atendió y al instante lo comunicó con Valori.  Este le preguntó si llamaba de parte del doctor Frondizi, al recibir la afirmativa, inmediatamente  le dio la información de lo que había hablado con Perón personalmente en Madrid la semana anterior, en base lo que le había pedido el doctor Frondizi. Unos segundos de pausa en la conversación y luego   le pidió que tomara nota, dado que le adelantaría   tres nombres, de los cuales uno de ellos con seguridad  sería el Ministro de Educación que designaría el doctor Campora al asumir la presidencia. “Estoy atentamente tomando nota”  contestó expectante Víctor Yoma.

Valori hablaba con bastante fluidez el castellano  y le pregunta nuevamente si estaba tomando nota para luego decirle, las tres personas son: “El doctor. Raúl Matera;  el doctor Leopoldo Frenkel y el doctor Jorge Taina; una de estas tres personas será el nuevo Ministro de Educación en Argentina y esto es todo lo que puedo hacer por ustedes. Le pido que se manejen con absoluta reserva y prudencia  porque es información exclusiva del General  Perón”, concluyó Valori.  Víctor Yoma le aseguró que cumpliría fielmente  con  lo pedido y le agradeció profundamente la información. Terminó así la comunicación con Roma.

Ahora la comisión Pro Universidad  había logrado el objetivó valioso y estratégico  de conocer de antemano quien iba  ser designado Ministro de Educación de Campora. Como la información era muy reservada  solamente el Ingeniero Lucchini  fue informado por Yoma y luego también fue informado Jorge Harriagui.
A primera hora del segundo día siguiente de haber logrado esta información, Yoma,  se comunica con Raúl Roca,  influyente gremialista que era el Secretario General de ATRA y delegado en Buenos Aires de la Comisión Pro Universidad, le transmite todo lo hablado con Giancarlo Elia Valori, y Roca, hombre  de gran influencia en el movimiento peronista vinculado por aquellos días  a las altas esferas de los dirigentes, coordina  con la más absoluta reserva y sin mayores inconvenientes las entrevistas  con los tres doctores en el mismo día, aunque en distintos horarios y lugares.

Viajan a Buenos Aires  Lucchini , Yoma y Jorge Harriagui, allá se reúnen con Roca  que además de esperarlo ya tenía todo organizado. El primero que los atendió fue el Dr. Matera,  quien los recibe en su sanatorio, luego de terminar de visitar a sus pacientes les dedicó un tiempo muy amplio  y se interesó mucho al oírlos cuando le exponían el problema y fueron muy directos al indicarle que había amenazas de que al asumir el doctor Campora, se podía cerrar la Universidad de Río Cuarto, la cual venía funcionando con  tres mil alumnos. Se vio sorprendido Matera y les aseguró que si era él quien asumía como Ministro seguramente que eso no ocurriría. Se quedó con documentación y fotografías de la universidad y los despidió con gran cordialidad  y promesas de que se ocuparía de este tema.

Terminada la entrevista se dirigieron inmediatamente a ver al doctor Leopoldo Frenkel, quien también los atendió con cordialidad, pero fue más pragmático y menos expresivo,   recibió toda la documentación, aunque no dio ninguna definición concreta, pero prometió estar en contacto con ellos.  Al final fueron a ver al  doctor Taina, quien le abrió la puerta de su casa y los atendió con gran consideración, luego de escucharlos y hacerles varias preguntas,  les prometió que se iba a ocupar muy puntualmente del tema, haría todo lo que este a su alcance para ayudarlos  y que si  era designado Ministro,  aseguró que la universidad  no se cerraría. También les dijo  que conocía y apoyaba la labor del doctor Alberto Taquini, vinculada a la creación de universidades. El doctor  Taina, le preguntó al Ingeniero Lucchini, ¿por qué no era él, el rector de la Universidad?, se le explicó muy concretamente que la Comisión Pro Universidad tenía como objetivo fundamental crear y organizar la misma para luego retirarse  y ningún miembro de la comisión debía ocupar cargos permanentes.

Luego de esta entrevista también la comisión  logra reunirse con el doctor Solano Lima,   que era el vicepresidente  que encabezaba la formula con  Campora, el futuro vicepresidente atendió con excelente predisposición  la ponencia de la Comisión Pro Universidad  sobre la defensa de la misma y aseguró  que no se iba a permitir su cierre.

Al final el doctor Jorge Taina, fue el Ministro de Educación  y durante su gestión nada le ocurrió a la universidad, aunque presiones internas y externas no faltaron  la que pretendía lograr el cierre por haber sido creada en la dictadura.

Muchas personas trabajaron denodadamente para mantener la bandera de conquista de la universidad para Río Cuarto, más allá de los tiempos políticos que el país vivía. El esfuerzo valió la pena, la educación superior ganó  amplitud y jerarquía indiscutible que permitió desarrollar y hacer crecer a la ciudad y región, siendo un motivo de orgullo por la cantidad de profesionales de excelencia que se formaron y se siguen formando en sus distintas facultades. Lamentablemente los avatares políticos se sucedieron porque nunca faltan los intereses mezquinos y muchos de ellos afectaron el desenvolvimiento de la Universidad Nacional de Río Cuarto, pero aquella universidad soñada por el doctor Taquini  en la Finca de Samay Huasi, en la Rioja, en un simposio de académicos que trabajaban por un país mejor  y traída la idea a Río Cuarto casi por casualidad  por el Vicecomodoro  Raúl Boheler, y la tesonera y ejemplar  labor de todos los integrantes de la Comisión Pro Universidad, lograron   una indiscutible realidad  que le dio y le sigue dando grandeza  a nuestra nación.

Walter Bonetto
12 de diciembre de 2015
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