En general no son sanos ni recomendables los “superpoderes”, casi siempre son consecuencia de problemas graves ocasionados por la mala función de los “poderes normales y equilibrados” que un país debe observar en un sistema republicano democrático. Cuando se dan estos superpoderes, trae como consecuencia quitar límites o barreras a funcionarios para que otros tomen medida sin dilación usando atribuciones que no tienen dentro de lo que debe ser la normalidad de un gobierno. Por lo tanto esto es resultado de que algo anda mal y se debe ser riguroso para corregir una situación que si bien se puede lograr objetivos aceptables, constituye un altísimo riesgo para la organización y el funcionamiento de la república.
El actual ministro de economía recibió con el desplazamiento del Presidente del Banco Central,(con quien tenía muchas diferencias técnicas) un camino abierto por la Jefa de Estado para avanzar significativamente en su gestión sin respetar semáforos de control y dejarle las manos libres sobre la ruta que transita, y esto es lo peligroso, lo que pone en evidencia claramente una situación de precariedad económica que vive la nación; aunque el gobierno no la reconozca con palabras , sí, la demuestra con hechos, creando hombres imprescindibles con relación al resto funcionarios de su mismo nivel que gestionan los ministerios de la república.
Durante lo ocurrido en estos días pasados con nuestra economía, según los análisis de especialistas, la situación actual ofrece una clara degradación y este mal viene observándose en constante crecimiento. Por lo tanto y aunque no lo diga nuestra Presidente —que no ignora esta situación—, toma la decisión fuera de la normalidad de “despejar el camino a su ministro de mayor confianza” creyendo que este joven economista es la esperanza y el futuro, por lo tanto le deja absoluta vía libre de obstáculos, porque considera que tendrá la capacidad de ubicar las piezas desencajadas en su lugar y hacer que se recuperen mercados y que vuelva la normalidad económica en un ambiente que por el momento cada día demuestra mayor desconfianza e incertidumbre.
Nuestra jefa de estado entiende, conforme lo anuncio en su último discurso, que lo que ocurre con la actual crisis cambiaria es “un plan orquestado desde el exterior que quiere acabar con su gobierno”, por lo tanto ha puesto la mira sobre los banqueros y sistemas bursátil, considerando a gran parte de ellos cómplices de la desestabilización que está sufriendo el país. Este es un razonamiento casi calcado de lo que ocurre con la economía de Venezuela y lo que siempre manifiesta el Presidente Maduro. Un eterno slogan: “que siempre la culpa es de los otros”
Los superpoderes a un ministro de gobierno resultan ser peligrosos, además no responden a los preceptos de nuestra constitución, ya en Argentina se tuvo la experiencia con el gobierno del Presidente Fernando de la Rúa, donde el Congreso de la Nación le otorgó los superpoderes al ministro Domingo Cavallo, y los resultados no fueron acertados. Hoy nuestra economía está en un juego peligroso donde las reservas del Banco Central siguen en caída, el dólar paralelo sigue en aumento, lo mismo que el gasto público y el costo de vida. Hay una sensación de una Argentina comprometida con su economía en descomposición, priorizar funciones de ministros es básicamente desequilibrar más la situación y son muchos los que nos preguntamos ¿adónde iremos a parar?
Pueda ser que nuestros gobernantes estén acertados, pero realmente la atmosfera reinante preocupa al empleado, al obrero, al empresario, al comerciante, al industrial y a la sociedad en general, porque nuestra economía cada día se muestra más amenazante y nos acosa constantemente. Se observa mucha tibieza en el gobierno para resolver el problema, mientras que lo más grave es no reconocer esta palpable realidad; se ignora la gravedad y no se desea aceptar la situación del país mencionando constantemente que el problema no existe. Se tiene la sensación que andamos por mal camino y ante estas incertidumbres hacer descansar las funciones económicas en un solo hombre con absoluta injerencia en áreas adyacentes puede convertirse en muy dificultoso.
Walter Bonetto
04 de octubre de 2014
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