miércoles, 1 de mayo de 2013

La mujer en nuestra historia local


    La labor de la mujer en nuestra historia local a través de los tiempos, desde la creación de esta ciudad  de Río Cuarto es altamente prestigiosa, lamentablemente en una sociedad que tiene raíces de dominio varonil existieron miles de hechos importantes de la mujer que se perdieron en la historia, pero no por eso el protagonismo heroico deja de ser significativo.
    Desde los comienzos, desde la creación del paraje de la Concepción la mujer estuvo presente con su inconfundible esfuerzo y labor preocupada por el rancho, el marido y los hijos, trabajando de sol a sol para lograr su progreso en el medio de una frontera más salvaje que civilizada, más peligrosa que tranquila. Los miedos acechaban la pampa, miedo a la soledad, a las enfermedades, a las invasiones, al ataque de fieras,  pero era necesario sacar valor y enfrentarlos, no había más refugio que el coraje y el sacrificio y mientras su esposo salía a las estancias o a las tropas, ella estaba ahí con sus hijos en su rancho humilde y desprotegido, totalmente indefensa  y expuesta a miles de peligros, era  una vida tan insegura como lamentable.



     El valor de estas mujeres que fueron aquellas primeras pobladoras de nuestra región ha sido extraordinario. Ellas no solamente trabajaron en su rancho, cuidaban los animales, juntaban la leña, cultivaban pequeñas huertas…hacían todo lo necesario para darle vida a aquel desierto y convertirlo en civilización. Es indudable que sin  su protagonismo el progreso no hubiese avanzado  de la manera que lo hizo y en aquella dura y triste realidad miles de mujeres terminaron en las tolderías siendo esclavas de los indios, algunas con mejor suerte fueron esposas de caciques,  pero casi todas en general tuvieron hijos con indios y vivieron un infierno muy difícil de soportar.
   Muchas  fueron torturadas hasta la muerte, odiadas por las mujeres indias porque eran competencia de su indio querido. Muchas fueron recuperadas de aquella condenación, pero volver nuevamente a sus pagos era enfrentarse la tortura del desprecio  y la no aceptación. Estaban manchadas por haber vivido con los indios,   como si la ex cautiva tuviera la culpa de haber sido llevadas a  las tolderías. Otras tantas mujeres  ya no querían salir de los toldos porque aquel hijo no deseado, ahora lo quería y era parte de su vida, el sentimiento y amor de madre se imponía por sobre todos los calvarios.  Eran duros tiempos,  muy difíciles.  El valor y heroísmo  de la mujer deja huellas inconfundibles en el pasado de nuestra historia porque fueron ellas paladines de la esperanza ante el surgimiento de cada paraje y pueblo de la región. La amplitud del valor de la mujer abarca todas las sangres y razas: negras, blancas, esclavas, hidalgas, españolas, indias,  cada cual aportó lo suyo  y formó parte de esta historia protagonizando episodios de dolor y de esperanza  que fueron amalgamando el destino de los pueblos. Este Río Cuarto no estuvo ausente, al contrario,  en el camino de las pampas  se jugó su destino de grandeza y miles de mujeres  trabajaron y lucharon al lado del hombre, parieron hijos, ensillaron caballos, empuñaron armas, ordeñaron vacas y cabras, cuidaron ovejas, criaron niños, araron la tierra y enterraron semillas,  atendieron el rancho y bailaron cielitos en las pulperías. Todo fue una historia grandiosa y omnipotente en donde la china, la esposa, la prienda, la maaama, la aguela, la hija… “LA MUJER” estuvo siempre presente, sin ellas no hubiésemos sido nada. 

Walter Bonetto
30 de mayo de 2013
Revista “En Contacto”
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
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