domingo, 23 de abril de 2017

Felipe Varela también estuvo en Río Cuarto

Era el año 1855, quien llegó a ser el conocido caudillo catamarqueño “Felipe Varela”, estuvo destinado de muy joven, por unos años, en la Villa de la Concepción de Río Cuarto. Varela, con anterioridad se había radicado en Copiapó como un perseguido político por la acción de Juan Manuel de Rosas y también acosado por caudillos y algunos militares argentinos que miraban a las provincias unidas con una gran desconfianza.

Felipe Varela, prestó servicios en el ejército chileno como Capitán de Carabineros. Luego de la caída de Rosas y atraído por su tierra natal regresa a Argentina en donde le reconocen el rango militar y comienza a revistar en el Regimiento 7° de Caballería de Línea, comandado por el Coronel Manuel Baigorria, en la Villa de la Concepción de Río Cuarto, llegando a ocupar el cargo de segundo jefe en la Comandancia de la Frontera Sur.

Fue este hombre un estanciero catamarqueño y un militar revolucionario y sublevado con el régimen de un gobierno central; era una persona muy valiente, impetuosa y talentosa que se caracterizó por ser un enemigo fundamental del centralismo porteño, al cual lo veía como una hegemonía perniciosa que justamente por su centralismo ahogaba el desarrollo y progreso de las provincias y a este pensamiento, que en muchos momentos de su vida lo llevo a la acción, le trajo muchas dificultades.
La figura de Felipe Varela, como tantas otras de muchos militares y caudillos regionales de aquella época, se torna en varios aspectos controvertida; en el caso de Varela el principal eje de esta controversia la demuestra con su constante oposición a Bartolomé Mitre y a la Guerra del Paraguay, guerra que consideraba injusta e innecesaria, causa por la cual efectuó una proclama muy contundente dirigida al mismo Mitre.
Intervino en la batalla de Pavón en 1861 bajo las órdenes de Urquiza a quien admiraba, pero este fue derrotado y luego el caudillo catamarqueño se une a los sublevados contra las autoridades nacionales, integrándose a las filas de Chacho Peñalosa, a quien también admiraba.
Unos años después y ayudado por otros caudillos alineados a su pensamiento federal forma una importante agrupación de tropas montoneras con hombres argentinos y chilenos. Fueron también esos años en que fue Gobernador de la provincia de Catamarca llegando su influencia de manera decisiva a otras provincias del norte como Salta y Jujuy que adherían a su pensamiento y acción.
En el año 1868 desde Bolivia elabora un extenso manifiesto haciendo un llamado a los pueblos de Sudamérica que lo llama “Manifiesto a los Pueblos Americanos”, en donde expresaba sus ideas sobre los Acontecimientos Políticos de la República Argentina, que los consideraba desastrosos.
En esa proclama Varela expresa sin medias tintas sus profundas discrepancias con el centralismo porteño representado por Bartolomé Mitre, lo que ya era por aquellos años un factor de discrepancias para la organización de la república y básicamente se daba esta situación porque ese centralismo y Buenos Aires, al manejar el puerto, la aduana y el comercio, subordinaban y hasta desmerecían al resto de los territorios del interior, situación que llegó a calamidades extremas para la organización política nacional.
Entonces fue así que Mitre era su gran enemigo, al que lo acusaba de no respetar la constitución de 1853 y amenazaba Varela con “derramar hasta la última gota de sangre para defender la bandera patria”; esto lo llevo a declarar la guerra en el año 1868 al “orden”, que no compartía, impuesto por Mitre; pero la situación política se tornó muy difícil para las montoneras de Felipe Varela, lo que anunciaba un final ruinoso para el caudillo. Fue definitivamente derrotado el 12 de enero de 1869 en la batalla de “Pastos Grandes” en la provincia de Salta, hecho ocurrido durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. En esta batalla mueren soldados de Varela y número superior a cincuenta fueron hechos prisioneros, pero Varela junto a algunos de sus oficiales logran escapar hacia Chile a la región de Antofagasta y ponerse a salvo como recurso final para salvar sus vidas. Esta travesía de la cordillera para llegar a aquel destino le costó al caudillo montonero un enorme sacrificio debiendo pasar hambre y miseria, además de encontrarse muy enfermo. Al final en ese estado de precariedad física pudo instalarse en la localidad chilena de Copiapó lugar donde ya había estado durante la persecución de Rosas, también fue este lugar donde fallece en soledad en junio de 1870. Días antes de fallecer logra escribir y enviar una carta destinada a su mujer y a su hijo que estaban en Argentina donde explica su estado de salud y su pobreza económica, pidiendo que lo disculpen porque nada podía mandarles.
Con su muerte se apagó un caudillo montonero que luchó denodadamente en contra del centralismo de Buenos Aires y trabajó por una América más justa y participativa en donde todos los pueblos de su territorio gozaran de los mismos derechos y no estuvieran oprimidos por el puerto, la aduana, el comercio y los ambiciosos gobernantes.

La zamba “Felipe Varela” de José Ríos expresa en gran medida la personalidad de este importante caudillo catamarqueño y su controversia, dado que muchos lo consideraban como a un héroe y otros como a un bandolero.
"Galopa en el horizonte, / tras muerte y polvaderal; / porque Felipe Varela / matando llega y se va."
Por otro lado, la cuarteta recogida por Juan Alfonso Carrizo expresa:
"De Chile llegó Varela, / y vino a su Patria hermosa. / Aquí ha de morir peleando / por el Chacho Peñaloza."

Walter Bonetto
23-4-2017



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