sábado, 12 de noviembre de 2016

Los Argentinos, ¿Somos frágiles de Memoria)

Siempre una República debe estar cimentada sobre su verdad histórica, no aceptar esta realidad es atentar contra su constitución. En el devenir histórico de nuestra Patria, en las últimas cinco décadas del siglo pasado sucedieron episodios vergonzosos que comprometen estos principios, por lo que hoy estamos pagando consecuencias muy lamentables, y no se lo desean recordar porque condenan el pensamiento de muchas ideas políticas que atentaron en otros tiempos contra la nación.
El eje principal de este problema es que fuimos una República golpista. El epicentro de los golpes se ubica con el derrocamiento del Presidente Irigoyen, en septiembre de 1930; aquél grupo de revolucionarios sentaron en el Sillón de Rivadavia al primer general que usurpó el poder, apoyado por innumerables grupos de ciudadanos de los distintos estamentos de la sociedad argentina, en los que se encontraban fervorosos grupos de estudiantes, destacados intelectuales, influyentes empresarios e instituciones y centenares de ciudadanos que se agolpaban en los portales de los cuarteles de Campo de Mayo pidiendo a gritos que saliera el ejército y echara al presidente de la nación, siendo esta una de las grandes vergüenzas de nuestra historia.

En aquel momento gran parte de la sociedad argentina se confabuló para pisotear la Constitución Nacional y quebrar sus instituciones dejando de herida de muerte a la república.
Por casi medio siglo de vida nacional “copiando el modelo original” se sucedieron los golpes de estado, hasta llegar al último de ellos, el 24 de marzo de 1976, en qué fue destituida la presidenta María Estela Martínez de Perón. El País quedó en manos de una junta militar con la participación de las Fuerzas Armadas, quiénes estuvieron en el poder hasta 1983, dejando resultados desastrosos para la nación.
Fue la época del “proceso de reorganización nacional”, al que muchos argentinos aplaudieron en silencio y en donde la junta militar decía que “el silencio era salud”; dónde el país se endeudó pasando de siete mil millones a cuarenta tres mil millones nuestra deuda externa, lo que fue verdaderamente escandalosa e inexplicable; surge también el grave problema del terrorismo de estado, de los desaparecidos, fueron los años que llevó adelante la injusta acción de levantar siete mil kilómetros de vías férreas provocando un atraso magistral dejando estaciones y localidades aisladas sin rutas o con rutas en pésimo estado.
También se destruyó injustamente la Industria Mecánica del Estado el IME, que fabricaba ocho mil vehículos por año y ocupaba tres mil empleados en forma directa. La guerra con Inglaterra por Malvinas, son algunos de los puntos nefastos de aquel proceso que la historia condena y debemos tener memoria y exigir justicia para que esto no se repita. Especialmente y lo que más duele como la persecución y desaparición de personas dado que se cometieron crímenes de lesa humanidad.
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También debemos tener memoria que en su inicio este proceso fue apoyado por millones de argentinos: intelectuales de Gran reconocimiento que almorzaban con el general presidente en la misma casa de gobierno y declaraban públicamente las bondades de la junta militar.
Pero antes de este panorama nefasto, también de la misma manera debemos tener memoria de otros episodios tristes y vergonzosos ocurrieron en el país en la década del 60 en adelante y pusieron en vilo a toda la sociedad argentina, sembrando caos y terror los grupos extremistas revolucionarios con armas en manos los que desplegaron acciones terroristas y no dudaron en secuestrar, matar, torturar y privar injustamente de libertad a centenares de personas, hay más de setecientas muerte registrada a causa del accionar terrorista en nuestra nación y también esas víctimas incluyen hasta niños, todos merecen memoria y Justicia.
El pueblo argentino no debe olvidar lo que desea desconocer después el plano político. Nuestra memoria y Justicia no debe ser parcial, debe ser equilibrada con la verdad y no se le debe mentir al pueblo especialmente a las nuevas generaciones quienes creen que los únicos malos fueron los militares y no se les menciona que los grupos terrorista también existieron y mataron, esto de ninguna manera justifica la escandaloso terrorismo de estado, tampoco justifica que se sostengan las verdades a medias, seguramente esta manera es hacer trampa con la memoria y atenta contra la verdad y la justicia que tanto se pregona pero que en definitiva no se respeta de modo integral.

Walter Bonetto
12-11-2016

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