lunes, 18 de agosto de 2014

Haciendo equilibrio

   Esto es una práctica constante  de todas las familias de  clase trabajadora en Argentina. La realidad de la vida hace que el dinero nunca alcance entonces es cuando las frustraciones afloran  y lamentablemente  se mantienen en sustentación. Dejamos de pagar algo para cumplir con otro compromiso: no salimos a cenar  con nuestra esposa para pagar las zapatillas al nene; no nos reunimos en casa  con  nuestros amigos para no gastar, porque no podemos; no cambio los anteojos -que lo debía hacer-  para terminar de pagar el refrigerador que se quemó… y así seguimos, non reparo el techo de la vivienda que tiene humedad porque no llego con el presupuesto, es una locura lo que cuesta. Así es como vivo  en un constante pagar y dejar de pagar, pensando que algún día estaremos mejor, pero imposible; si las cosas aumentan cada día de manera escandalosa y debemos oír que “los precios están cuidado”, que la “inflación de julio es del 1.4” que hay poca desocupación y que estamos mejor que en el 2001 y que los pobres son pocos.


 Una cantinela mentirosa que causa hartazgo, que irrita, que pone de mal humor;   mientras tanto la sociedad está cada día más dividida  cada día más distanciada,  vivimos discutiendo en favor o en contra del gobierno  y de los gobernantes,  y mientras esto ocurre los gobernantes en su gran mayoría no tienen claro cuál  es el bien común para la gente . Muchos son los gobernantes  que trabajan directa o indirectamente en pro de la corrupción, de la prebenda, del país saqueado, del  abuso de poder, y poco les interesa de la vergüenza o de mejorar el país. En definitiva podemos concluir que vivimos en un país de tramposos y si esto no fuera así no podríamos encontrarnos en el estado que hoy vivimos.  ¿Por qué no puede ser distinta Argentina?, si merece ser distinta; merece que los gobernante demuestren ser totalmente honestos No se pueden sostener los gobernantes sospechados de corrupción, y convengamos que son muchos, demasiados.  La ciudadanía no lo tendría que permitir porque cada día nos estafan. Esto no puede ocurrir en una república seria y organizada y parece que Argentina no desea encontrar el camino de la honradez porque si no, ya hubiéramos hecho algo.

    Estamos sumergidos en una crisis moral que asusta y nos quieren hacer creer que esto es democracia. La democracia exige otros valores que ahora se desdibujaron. Ya vienen desdibujados desde muchas décadas  con los tremendos golpes cívicos militares que sufrió el país y que aniquilaron las instituciones y que fueron en gran medida escuela de corrupción. ¿Pero hasta cuándo tendremos que vivir con la corrupción? Realmente esto agobia. Precisamos una Argentina distinta, mejor, más austera, más honesta, con mayor productividad, con menos gasto público, con menos asistencialismo y con más trabajo. Precisamos una Argentina con esperanzas con patriotismo en sus funcionarios precisamos políticos sin politiquerías.

Precisamos estadistas honrados  que hagan funcionar al país, que saquen a los pobres de la pobreza, que no existan niños con hambre; pero todo esto inconcebiblemente se mantiene en la actualidad y existen  miles de seres humanos en indigencia, mientras miles de “agraciados” se acomodan en el estado nacional, provincial y municipal, muchos con sueldos que indignan y nombrados a dedo por ser familiar, amigo, amante etc. etc. de funcionarios corruptos. Esto es así vergonzosamente es así  ¿Cuándo se va a corregir este mal de la sociedad?  ¿Qué pasa con el trabajo, el sacrificio, la competencia, el concurso?

    Es indudable que nuestro país no va por el camino correcto, sigue siendo un país desorganizado. Las fuerzas políticas que lo componen  no están a la altura de las circunstancias y la república esta desdibujada. Los tres poderes del estado no funcionan con absoluta independencia para lograr equilibrio en la nación y así es como pretende reinar el poder ejecutivo por sobre los otros poderes y obtener la suma de los mismos; también así serán  los resultados para nuestro futuro.

    Los apasionados del momento “creen que está todo bien”,  que nunca estuvimos mejor, y así transitan el sendero de la decadencia mientras millones quedan en el camino haciendo equilibrio, pasando al borde del precipicio  agobiados por una inflación constante, consolados inescrupulosamente con una política mentirosa de  “precios cuidados", mientras que por la otra punta los mismos que dicen “cuidar los precios” aumentan mensualmente el combustible, el gas y la electricidad; además  los impuestos trepan sin cesar, las subas del transporte que no se apiada de los usuarios… ¿de qué precios cuidados nos hablan? Realmente para pensar,  es triste lo que le pasa a este país el cual es potencialmente rico  pero la corrupción lo está arrasando, por lo tanto el equilibrio que debe mantener una familia trabajadora  para no caer por debajo de la línea de pobreza cada día es más difícil de lograr.


Walter Bonetto
18 de agosto de 2014
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