domingo, 29 de junio de 2014

La grandeza y el desprendimiento

     La crisis política actual que sufre nuestra acosada república cobra por estos días dimensiones muy significativas las que comprometen el futuro del gobierno  y la estabilidad económica y social de los argentinos.   El origen de la misma cuenta  con dos grandes  detonantes que trasladan a la nación  por un túnel incierto y con arriesgada  salida, como son el pago a los bonistas extranjeros vinculados con el fallo del Juez neoyorkino Thomas Griesa y la crisis del segundo hombre en el poder nacional que coloca al país  un estado de conmoción política.


    La causa en contra   del vicepresidente es muy comprometedora dado que el mismo está acusado de negociaciones incompatibles con la función pública. Se sospecha que habría intervenido en favor de   Vandenbroele  para levantar la quiebra de la empresa ex Ciccone calcográfica, cuando aún era ministro de Economía. Además es investigado junto a su pareja, Agustina Kampfer, por presunto enriquecimiento ilícito, convirtiéndose de este modo una persona altamente sospechada de corrupción ante la sociedad.

     Ante esta situación de graves acusaciones parece que el Vicepresidente no toma adecuada nota de la situación, sus acciones no se compadecen con la realidad de sus funciones y “persiste en su inocencia”, formando una protección con un paragua de imprecisiones y supuestas mentiras, como si la sociedad fuera tan incauta. Así se convirtió   para la historia argentina  en el primer vicepresidente procesado durante sus funciones de gobierno. El reciente  fallo que emitió el juez Ariel Lijo  también cayó sobre los dueños de la fábrica de billetes, Nicolás Ciccone y su yerno Guillermo Reinwick  quienes  quedaron procesados por cohecho dado que supuestamente  acordaron  con Boudou la cesión del 70% de la empresa.

    Esto es una verdadera situación de escándalo, donde los intereses económicos y políticos escapan de la órbita aceptable por la honestidad y la ética, para  confundirse  de tal manera hasta alcanzar  el súmmum de la vergüenza y la falta de seriedad que debe guardar un funcionario de alto nivel hacia la república y sus ciudadanos. Seguramente que el vicepresidente no ha estado solo en esta “patriada”,  sería imposible negociar algo tan ilícito como arriesgado  si no tiene la anuencia de su superior político.

      Ante la suposición que el vicepresidente sea inocente y considerando la grave acusación  hacia su persona que además compromete su figura de “Vicepresidente de los argentinos”, lo correcto sería que pida licencia, que haga un paso al costado, que  se aleje del cargo hasta que la justicia se expida, esto sería realmente un acto de “grandeza” que debe ser demostrado por un patriota; pero lamentablemente esto no ocurre y el patriota está faltando a la cita.  Su manera de aferrarse al poder es un tanto bochornosa, demostrando así una absoluta falta de desprendimiento que avergüenza. Argentina precisa de otros funcionarios, no se puede aceptar tanta mediocridad, merecen los ciudadanos hombres con otras actitudes y  ejemplos,  que sean capaces de reaccionar con adecuado raciocinio e inteligencia  ante las situaciones difíciles de la vida y más aún cuando se está en funciones de gobierno.

    Otro triste panorama es que la Presidente no se expide, lo que genera  más motivos de confusión y de precariedad para la nación, donde se observa con este proceder  una falta de seriedad en los actos de gobierno vinculado a los grandes conflictos que tiene Argentina. Lo mismo ocurrió  con el “arreglo con el Club de París”; el Ministerio de Economía,  anunciaba  que eran 6300 millones de dólares adeudados, pero se terminó pagando en la “exitosa negociación” 9700 millones.

   El gobierno actual menciona que la gran deuda fue heredada, que seguramente es cierto, pero también es cierto que en estos diez años de “década ganada” incrementó significativamente la deuda pública con cifras que analizadas a la luz de la verdad sorprenden a cualquier argentino. Por eso se puede insistir que hay falta de seriedad en muchos acciones  del gobierno y esto ocurre en gran medida porque a nuestros funcionarios les falta grandeza y desprendimiento.


   Así se debate nuestra nación por estos días, si bien el mundial que se juega en Brasil  pone una lógica y entusiasta cortina protectora -aunque precaria y temporal-  que distrae a millones de ciudadanos, los grandes problemas nacionales continúan con su marcha y son de difícil solución;  mientras tanto  los bonos y la causa del Vicepresidente  siguen su curso mezclándose en una amenaza severa para la continuidad del gobierno actual que no debería  dejar su gestión con un país en suspensión de pagos, lo que marcaría una decadencia extrema para la sociedad  quedando una nación descalificada ante el mundo.  Por la situación que estamos atravesando precisamos hoy más que nunca del patriotismo y la verdad de nuestros gobernantes.  


Walter Bonetto
29 junio 2014
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