No es justo que se insulten gratuitamente a funcionarios del gobierno, como tampoco es justo que desde el gobierno se hostiguen públicamente a miembros de la oposición o a quienes piensan distinto como está ocurriendo en la actualidad. Las agresiones tienen desastrosas consecuencias cargadas de hostilidad y vergüenza. Los malos momentos pasados por la esposa y los hijos del viceministro de economía, Axel Kicilloff, en el Buquebús cuando regresaba a Buenos Aires desde Montevideo, en donde fueron injustamente maltratados con insultos y gritos, están totalmente fuera de lugar y no hablan de un país serio ni del respeto a la democracia, por ende a la república. Todo lo contrario, hablan de ciudadanos cargados de imprudencia e irresponsabilidad en actitudes casi patoteriles, lo que fue verdaderamente una injusticia.

El gobierno por medio de muchos funcionarios pone el grito en el cielo y con justa razón sobre el artista que insultó a la figura presidencial, pero nada dice del artista que insulta al gobierno de la ciudad, al contrario, queda la sensación de que “lo aplaude en silencio”. Ahora bien, el primero pidió disculpas públicas; el segundo aún no lo ha hecho y da a entender que no lo piensa hacer, lo que indudablemente asume una actitud soberbia, arrogante y dictatorial, vergonzosa y peligrosa ante la época en que vivimos que tendría que ser de respeto y tolerancia, pero como está en el pensamiento del gobierno proceder de este modo, (condenar a quien piensa distinto) parece que está todo bien.
Realmente nada está bien, no se puede seguir con estas actuaciones inescrupulosas e irresponsables. Es necesario bajar el nivel de agresividad y aumentar el respeto a esta república porque realmente precisamos una sociedad más respetuosa, con gran voluntad de entendimiento y convivencia pero lamentablemente no la podemos lograr. Luchar por ideales con respeto no es otra cosa que asumir una convivencia sana. Los ciudadanos no deben insultar a sus gobernantes deben usar los métodos de la democracia para excluirlos de sus funciones en los tiempos de elecciones y por otro lados los gobernantes también deben respetar a los ciudadanos, situación que no siempre se observa y es una verdadera lástima, porque en lugar de resolver los problemas acuciantes de la nación están dedicados a victimizarse tras los escandaletes carnavalescos que no deberían ganar cuerpo.
Walter Bonetto
7 de febrero de 2013
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Coincido con vos Walter, aunque en el caso del señor agraviado hay que pensar que cuando estamos en la mesa o en familia (igual que Kiciloff con la suya)nuestros hijos, nietos y bisnietos ven como nos agreden y en eso la prensa K ni se fija... Como te dije muchas veces, es increíble que estos señores vean con tanta facilidad la paja en el ojo ajeno y no miren ni vean siquiera la viga que tienen cubriéndole todo el cuerpo.. Un abrazo Walter, leo siempre tus cosas, perdón pero estoy un poco caliente con todos estos impresentables que juzgo la pasan muy mal y para nada son creíbles...
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