La “revolución bolivariana” en gran medida es un rotulo marquetinero que encierra un plan muy bien premeditado y orquestado que está llevando a este país hermano, no a una evolución socialista, sino que al caos. El concepto de revolución que aplican las autoridades desde más de una década, aunque no lo digan frontalmente, significa: “cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación” y las autoridades actuales viven teniendo en la boca: “revolución”, como si fuera algo normal, así fue y es que los presidentes Chavez y Maduro, mas todos sus funcionarios y seguidores, manifiestan constantemente el “espíritu revolucionario” y expansivo de esa revolución con una verborragia agresiva expresada por horas y horas desde los palcos políticos, usando los medios masivos de comunicación en donde claramente se observa que quien no piensa en socialista o comunista está en la vereda de en frente y es descalificado o enemigo, sin entender que no todos los seres humanos ni los países desean ser socialistas o comunistas, como tampoco desean ser neoliberales ni capitalistas.
En el caso del mundo capitalista, que trajo grandes avances, también mucho daño le hizo a la humanidad; pero el mundo comunista que no trajo avances, también le hizo mucho daño a la humanidad. Por lo tanto el ser humano tiene todo el derecho de rechazar lo que no le gusta, inclusive una revolución y no por eso el pueblo debe ser perseguido. Convengamos que en los lugares que ocurren “no hay democracia”. Fue justamente Simón Bolívar un insigne patriota americano que dijo “Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos”. Sabrá el presidente de Venezuela si ejerce actualmente todos los poderes. Y para ser república los poderes deben ser independientes, porque todos los poderes también se ejercen cuando el poder legislativo y judicial obedece ciegamente al poder del Presidente de la nación, esto no es una democracia. Es necesario tener en cuenta la frase del libertador Simón Bolívar porque parece que no se aplica en la Venezuela actual.
El presidente actual observa constantemente en sus discursos de palco político, “Golpes institucionales”, y así es como sus tremendos fracasos de su sistema de gobierno no se hace cargo y se los asigna a sus “enemigos”, a los fascistas, imperialistas, burgueses etc etc. Pero jamás asume la responsabilidad de su gestión, y aquí está el verdadero mal de la crisis, la arrogancia, la soberbia y ocultamiento de la verdad ante el pueblo, y por sobre todas las cosas la falta de humildad y de querer corregir el rumbo para lograr el Bien Común.
Venezuela tan rica en petróleo debe negociar en la actualidad la compra de combustibles con “su enemigo”, los Estados Unidos, porque ellos no tienen como refinarlo. Las empresas que confiscaron con la revolución que fabricaban productos de primera necesidad están sin funcionar y esto ocurrió cuando quedaron en manos del estado; el déficit monetario alcanzó niveles impredecibles; la inseguridad ha crecido a niveles preocupantes; los ciudadanos hacen largas colas para conseguir alimentos, papel sanitario y productos elementales para el diario vivir, pagando los mismos precios elevados con un dinero totalmente desvalorizado. Por lo tanto ha caído la producción nacional, se perdieron tecnologías de producción, y no hay capacidad para el mínimo desarrollo industrial, ni agrícola; entonces cabe la pregunta: ¿Qué paso con la revolución?, si está en su inicio fue un modelo reconocido porque creó importantes programas de ayuda y desarrollo social —Misiones Bolivarianas—, las que lograron un gran mérito, porque terminaron sacando a miles de venezolanos de la pobreza y marginalidad. Pero luego la revolución se politizó demasiado y lamentablemente se fue vistiendo de fracaso. En definitiva no es fácil la revolución.
Las cosas profundas del país verborragicamente se resuelven muy fácil desde la tribuna, pero en la realidad de los hechos no es tan sencillo y con el discurso no alcanza.
Chaves primero, Maduro después, es muy posible que hayan abusado del discurso en expresiones y en tiempo, haciendo en cada tribuna un show, simpático para sus seguidores, pero muy agresivo e irritante para sus opositores, abusando de la verborragia, en donde con palabras y slogan de la revolución quieren convencer al país y al mundo como si fueran los mayores sabios y estadistas de la tierra; pero los resultados que obtuvieron son pocos, caso contrario la nación no estaría en el caos que la sometieron. Ante esta situación muchos se preguntan ¿Cuándo se dedicaran a gobernar?, dado que gobernar no es solamente dar discursos, es administrar a toda la nación con seriedad, sensatez y entendimiento.
En este entendimiento se debe comprender que no todo un pueblo desea ser socialista o comunista; que no todas los países desean ser socialistas; es una desinteligencia pensar de ese modo, ¿entonces por qué tanta culpa a los que piensan distintos? Salir a la calle protestar en paz es un derecho ciudadano que muchos gobiernos totalitarios lo condenan. Actualmente si algún país no socialista les sugiere buscar la paz con el dialogo: “se entrometen”, y si la prensa internacional habla, interpretan que todos están en contra para desestabilizar al país, mientras que la prensa local debe ser exclusivamente pro gubernamental caso contrario la condenan.
Realmente no debe ser todo así, no hay tantos enemigos, ni fascistas, ni imperialistas, ni guerras mediáticas, ni fantasmas de las tinieblas que quieran desestabilizar a esta querida republica hermana; es posible que falte una verdadera capacidad de sus gobernantes en tomar el rumbo correcto para administrar la nación y de ser funcionarios con grandeza. El presidente Maduro habla en estos días de paz. Dios quiera que la pueda lograr y que realmente la violencia cese.
Si el pueblo de Venezuela desea poner un alto a las autoridades actuales deberán usar la fuerza de las urnas en las próximas elecciones, es el único camino de la democracia. Esta república hermana es una gran nación, merece por sobre todas las cosas ser soberana y respetar su libertad. Esta libertad debe ser respetada fundamentalmente por los gobernantes y también por los gobernados, lo cual ahora no está ocurriendo.
Walter Bonetto
22 de febrero de 2014
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