La tecnología, el progreso, la sojización, la evolución desmedidas de los “seudosadelantos” que van a paso apresurado en contra del medioambiente degradando la calidad de vida; la extrema “profesionalidad” en el uso de la tierra, que en muchos casos ocasiona imprudencias inadmisible porque no respetan conceptos básicos, todo hace pensar que nuestro país en el orden de su riqueza agropecuaria va camino a una crisis sin precedentes por el mal manejo de los recursos naturales que de manera inconcebible el hombre está ocasionando inconsciente e irresponsablemente.
Gran parte de esta involución se observa en el campo con su actual “esplendor de decadencia” y lo más lamentable de todo esto que el manejo del suelo en las zonas altamente productivas está en manos de “profesionales especializados en agricultura” que deberían asegurar un uso correcto de estas fuentes de la naturaleza, pero sin embargo los errores que se están cometiendo son realmente preocupantes, entonces debemos reflexionar: ¿estudiamos tanto en las universidades para terminar directa o indirectamente, siendo cómplices de una destrucción sistemática? ¿Nadie planifica un país mejor en este aspecto? ¿Son tan insensibles los gobiernos que no se dan cuenta de estos males?
El uso de agroquímicos en el tratamiento de los cultivos que son altamente dañinos para el medio ambiente; las siembras descontroladas sin importar el derribo despiadado de bosques naturales; la erosión del suelo por su mal uso; la modificación de la genética en cultivos intensivos; la desaparición de la chacra mixta como unidad productiva de gran importancia; la desaparición de la colonia agropecuaria, verdadero baluarte del progreso regional. Todo esto forma un conjunto de irregularidades preocupantes que no se compadece con la realidad que exige el adecuado uso de la tierra, en comparación con la preparación y formación de profesionales formados para que nos ayuden a cuidar nuestro espacio, sumado a gobiernos con total falta de políticas acertadas con proyección de futuro en el campo de la agricultura, brindan un horizonte de desesperanza y preocupación.
Hay algo que no encaja con la necesidad de preservar la vida y de respetar el medio ambiente, así es que al compararse los tiempos, uno observa claramente que medio siglo atrás la actividad agropecuaria era más respetuosa de la naturaleza. Se realizaba con un proceso más sacrificado y menos productivo, pero el medio ambiente no se dañaba como en la actualidad en donde ahora existen altas tecnologías y profesionales más preparados para el manejo de los suelos pero sin embargo los resultados están siendo lamentables porque prima la alta producción a cualquier precio.
Son muchos los intereses económicos que juegan en esta cancha: las presiones empresariales de grupos de oportunistas y en muchos casos de avivados que usan las siembras extensivas como gran negocio y no dudan en alcanzar su objetivo de cualquier manera. Son estos intereses motivados por medidas desacertadas de distintos gobiernos que se suceden y no entienden el problema agropecuario de la nación los que terminaron generando una gran decadencia por falta de planificación y reglas claras que aun los gobernantes actuales siguen sin advertirla. Ahora los síntomas están a la vista es necesario observarlas y por sobre todas las cosas DESPERTAR.
Dentro de esos síntomas debemos entender: la desaparición de la chacra mixta que se a extinguido casi en su totalidad como unidad productiva de variada diversidad. El abandono de miles de establecimientos agropecuarios que fueron convertidos en potreros de siembra con instalaciones deshabitadas y en ruinas. Las colonias agropecuarias que ya no existen y los chacareros están solamente en el recuerdo, los que quedan son una excepción. Estas entidades fueron el motor de todas nuestras riquezas y desarrollaron a este país sin semillas transgénicas, sin fertilizantes, sin pesticidas, y sin asesoramiento de profesionales agropecuarios. Aquellos colonos llevaron al país a un alto margen de rendimiento con la responsabilidad el trabajo y el sacrificio y con gran inteligencia. Fueron aquellos gringos chacareros los que provocaron en gran medida la mecanización del agro, como Drueta, Rotania, con sus máquinas cosechadoras revolucionarias para la época, y tantos más. Algo fue pasando después, nos encandilamos por el adelanto y el progreso sin importarnos preservar la vida para las nuevas generaciones. Solamente ahora pensamos en producir a cualquier precio pero sin tener en cuenta al medio ambiente ¿Estamos pensando en el futuro o nos estamos condenando al fracaso?
No es bueno que esto ocurra, la desaparición de las colonias agropecuarias trae como consecuencias una involución desastrosa porque toda la maya rural se encuentra inexistente, se perdió la escuela rural, se despobló el campo, se pierden sus costumbres, murió el club agrario y la gran empresa no vende a la cooperativa ni al acopiador local, pero tampoco compra en el lugar, así es que la colonia que no se ha perdido está en agonía. Quedarse en el campo no tiene incentivos, se sienten ciudadanos desamparados y entre los impuestos, los insumos, la falta de entendimiento del gobierno que da la espalda a uno de los más grandes de los motores de la economía nacional hacen perder el entusiasmo de los pocos que lo habitan.
Walter Bonetto
Periodico la Ribera. Diciembre 2012 Nº303
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