Dentro de “esta historia nuestra”, en ciertos casos mal contada y ausente de muchos episodios regionales muy interesantes en la lucha por el progreso hacia el camino de la nación, nos encontramos con la ausencia bien marcada de “la mujer en esa historia”. Al contrario, salvo raras excepciones fue siempre como ignorada. ¿Pero qué paso? Si la mujer estuvo presente, siempre al lado del hombre, con su amor de prienda, de esposa, de compañera, de hija, de hermana, de china… la mujer estuvo siempre con un valor inigualable. En los siglos pasado siempre sufrió los dolores de la pampa, las calamidades del desierto, el cautiverio con los indios, el dolor y “la vergüenza” del regreso de los toldos, la condena de la “sociedad” por los prejuicios que le cargaban por haber tenido un hijo indio al que igual ella amaba con todo su corazón ; el tormento de vivir en situaciones límites y desesperadas sin que nadie la ayudara, el sentirse abusada no solamente por su captor, sino que además por la vida; el haber perdido hijos por la leva o por la invasión, tantos atropellos y calamidades que soportó con extraordinario estoicismo. ¡Ay Mujer cuánto valor has tenido! Tu empresa fue tan grande y tu camino tan largo, pero parece que el mundo no se dio cuenta que venías andando…
Así es como podemos manifestar que en todas las épocas el protagonismo de la mujer fue decisivo para consolidar los pasos de la aventura del hombre, pero en gran medida por prejuicios inaceptables las referencias históricas las trataron de evitar, se olvidaron de reconocerles sus méritos y valores. En las guerras del desierto la mujer estuvo presente cabalgando con las tropas. También fue la misma mujer que acompaño a los soldados en las guerra de la independencia; en cada rancho en medio de la pampa salvaje la mujer estaba presente esperando a su gaucho, criando a sus hijos y cuidando a sus ovejas, desafiando a “fuego lento” las inmensas soledades y peligros; eran las mismas mujeres que disfrazadas de hombres tomaban fusil y lanza para pelear en contra del indio ante el ataque a su población. Así lo decía Domingo Faustino Sarmiento: "Las mujeres, lejos de ser un embarazo en las campañas, eran, por el contrario, el auxilio más poderoso para el mantenimiento, la disciplina y el servicio (...) Su inteligencia, su sufrimiento y su adhesión sirvieron para mantener fiel al soldado que, pudiendo desertar, no lo hacía porque tenía en el campamento todo lo que amaba."
Si bien esto fue así, debemos reconocer que en nuestra historia ocurrieron muchos actos de omisión sobre este tema. A veces la historia queda subestimada y así es que encontramos que son muchos los soldados rasos que protagonizaron episodios importantes y decisivos en guerras y combates pero sus nombres no salieron a luz por su baja jerarquía, siempre aparecía el “Comandante o Coronel”, muy pocas veces el sargento, el cabo, y ni que decir el soldado. Estos, en todo caso, se acotaba a una leve referencia. Su hazaña debía ser muy grande y sobresaliente para que se la reconociera. Muchas veces la historia fue discriminada en base al episodio y sus protagonistas y si el protagonismo era de la mujer quedaba en un cono de sombra sin trascendencia ni importancia. Esto también se nota en las historias regionales en donde hechos importantes no tomaron la luz que se merecían y se terminan desconociéndose o dejándose a la distancia episodios señeros de nuestra trayectoria y raíces.
En el caso de la mujer a través de la historia de la humanidad se observa claramente que fueron consideradas en niveles inferiores con relación al hombre, solamente podían obtener algún aprendizaje doméstico y debía mantenerse subordinada al padre o marido, por lo tanto su labor no era relevante y por más que hubiese trabajado o luchado, para la historia su participación fue algo secundario e irrelevante.
Qué situación más injusta y perversa, hoy la mujer con su lucha y tesón ganó y sigue ganando un lugar en la sociedad y seguramente que será parte de toda la historia sin indiferencias ni ocultamientos; lo triste, lo preocupante, es su protagonismo en el pasado, que fue intencionalmente escondido y en aquel protagonismo de la mujer se encuentra la consolidación de nuestra patria. Miles de mujeres valerosas ayudaron a forjarla y murieron en la empresa sin que haya quedado ninguna referencia de sus luchas y valores.
Walter Bonetto
1 de diciembre de 2013
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