Escritor. Investigador de la historia de Río Cuarto, la región, de la industria aeronáutica y automotriz nacional. Columnista de medios radiales y gráficos. Autor de más de quince libros, algunos publicados en Estados Unidos. Miembro de la “Junta de Historia de Río Cuarto”. Conferencista sobre el desarrollo industrial. Sus libros han sido declarados de interés por la Municipalidad de Río Cuarto y por la Legislatura de Córdoba. La ciudad de Río Cuarto le otorgó el premio “Juan Filloy” en 2011.
miércoles, 8 de junio de 2016
Un desplante que preocupa
La intervención de la Guardia Suiza días pasados en la Plaza San Pedro del Vaticano que pidió a la trabajadora social argentina Margarita Barrientos que abandonara el lugar y además se le informó que el Papa Francisco no la iba a recibir provoca una situación de desencanto muy contundente sobre las acciones del Santo Padre en dezmero de gran cantidad de católicos y ciudadanos argentinos que sienten un especial cariño por el Papa.
Ya existen antecedentes sobre esta conducta del Obispo de Roma, quien demostró una frialdad incorrecta cuando recibió con tanta indiferencia y poca simpatía al Presidente argentino Mauricio Macri., todos estas acciones son motivos en donde se observa una línea política la cual no debería de existir porque contribuyen en sacar de sintonía a la fe católica por la falta de ecuanimidad de sus autoridades
Margarita Barrientos es una trabajadora social y luchadora ejemplar y destacada para los más humildes y los que padecen hambre; por esos mismos que la iglesia defiende con tanto ahínco, entonces es inentendible y de mal gusto que haya sido rechazada por el Vaticano .
Su ideología política no es afín al Frente para La Victoria, pero esto no tendría nada que ver, en absoluto, ella puede tener cualquier ideología y no por eso debe estar desmerecida porque su labor es gigante y ejemplar y no pide afilicion a partido político alguno para atender a los necesitados que tienen hambre. Esta mujer viajó con tanto cariño y entusiasmo al Vaticano para saludar al Papa Francisco que su corazón desbordaba de alegría y expectativa, pero sus esperanzas se apagaron abruptamente cuando el guardia suizo le comunicó el no recibimiento. Así fue como vivió una noticia inentendible. Sintió una brutal injusticia, una cachetada que le pegó en el corazón, no entendía ni entendió la actitud de la iglesia en contra de ella y sintió que no le pegaban solamente a ella, sino que le pegaban una cachetada en la carita inocente a cada niño, a cada adolescente con hambre que cada día va a Los Piletones a tomar el desayuno, un plato de sopa o lograr el almuerzo porque realmente son pobres y precisan de la solidaridad.
Para todos ellos la “década ganada” paso de largo, no se detuvo, Margarita con su delantal a cuesta es quien los contuvo, los contiene y les da dignidad; es inconcebible que el máximo jefe de la iglesia no entienda esta situación de amor al prójimo y vocación para servir a los más pobres y necesitados creando así una tremenda desesperanza desde un lugar que debe ser el eje de la esperanza para lograr un mundo mejor y más justo en este universo tan difícil y desesperado.
No debe ser fácil estar en las relaciones publicas y protocolo del Vaticano, con un agenda plagada de requerimientos y audiencias; pero lo cierto es que uno observa la cantidad de audiencias y recibimientos que hizo Francisco a personas argentinas incluyéndose muchas de ellas muy cuestionadas por conductas deplorables, es ahí que duele cuando se rechaza la recepción de Margarita al frente de una causa tan noble y de una conducta intachable.
Algo pasó, algo no funcionó bien porque es mucho lo que no se entiende, es como una cadena descarrilada; como que algo se escapó del lugar y lo triste es que el primer actor de este episodio fue una persona tan querida como tan nuestra que es el ex padre Bergoglio. Indudablemente que es una herida que deja mucho dolor, pero seguramente el Papa Francisco es un Jesuita distinguido, inteligente, bien intencionado, sensible a los dolores del mundo y de corazón abierto y entonces será capaz de cerrar esta herida para que los chicos del comedor de Los Piletones vuelvan a sonreir y sigan rezando por él.
Walter Bonetto
3 de junio de 2016
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