Escritor. Investigador de la historia de Río Cuarto, la región, de la industria aeronáutica y automotriz nacional. Columnista de medios radiales y gráficos. Autor de más de quince libros, algunos publicados en Estados Unidos. Miembro de la “Junta de Historia de Río Cuarto”. Conferencista sobre el desarrollo industrial. Sus libros han sido declarados de interés por la Municipalidad de Río Cuarto y por la Legislatura de Córdoba. La ciudad de Río Cuarto le otorgó el premio “Juan Filloy” en 2011.
lunes, 20 de junio de 2016
Río Cuarto y El Agua
Todos sabemos que es algo vital para nuestra existencia y progreso pero nuestra ciudad posee un historial de preocupaciones y contratiempos por el agua desde sus inicios como paraje, pueblo y Villa después, siempre el agua jugó un papel determinante, inclusive hasta nuestros días.
Desde los primeros cabildos abiertos en el año 1801 se trataba con preocupación el problema del agua originada por la corriente del río, que se escapaba de su curso amenazando con inundar al pequeño pueblo y se decía: “que el río se salía de madre”. Es que el nivel de su lecho estaba elevado y cualquier creciente lo alteraba y ponía en peligro a las poblaciones aledañas. Estos hechos se repiten en nuestra historia, pero a un siglo después los problemas continúan y se agravan porque se carecía de agua corriente dado que todos los vecinos cavaban su propio pozo, que era “pozo a balde”; apenas encontraban la primer napa extraían el agua tirando una soga con la mano o en el mejor de los casos con una roldana y un torniquete que al girarlo levantaba el balde lleno de agua y así se abastecían del vital elemento.
Al principio el agua fue apta como potable, pero con el correr de los años se fue contaminando con residuos cloacales porque cada vecino construía un pozo negro o pozo ciego o tiraba el agua servida a las calles, lo que al incrementarse los mismos se puso a la población en peligro y así fue que durante las dos grandes epidemias de cólera que sufrió La Villa de La Concepción, mucho se sospechó sobre las posibilidades del agua contaminada y se comenzó a pensar seriamente en lograr un sistema de agua corriente para la ciudad de Rio Cuarto.
En el año 1887 el Ingeniero Alemán Jorge Dinkeldein propone a la municipalidad formar una empresa y poner bajo su dirección el agua corriente en Río Cuarto. Al final y luego de muchas dudas la idea próspero de manera interesante por los graves problemas de salubridad y en 1888 se habilitó la primera etapa de estos servicios que también incluían alumbrado a gas proveniente de grasa animal, los que funcionaron por algunos años aunque con muchas dificultades por la insuficiencia de los mismos, además la municipalidad pagaba con mucho atraso al proveedor y se perdió la eficiencia hasta que en 1894 se suspenden los mismos por la enorme deuda acumulada y el caótico estado económico de la municipalidad.
El sistema de agua corriente Dinkeldein, consistía en una unidad de bombeo y un tanque depósito de 150000 litros, ubicado sobre una torre de 12 metros de altura y su distribución se la realizaba con caño de hierro fundido que totalizaba 8 km de tendido. Toda esta instalación estaba ubicada adonde ahora están las 320 viviendas, pero la red instalada cubría un sector parcial de la población urbana por lo tanto los pozos a balde y la contaminación continuaba, además muchos vecinos no se conectaron a la red por considerarla cara y se seguían abasteciendo con sus propios pozos.
Otros de los problemas que potenciaban la contaminación del agua eran las letrinas. Para atenuar el mimo, la municipalidad a través del Concejo Deliberante, dictó una ordenanza en donde establecía la construcción de las mismas en cada domicilio usando exclusivamente ladrillos y cal para revestir y calzar cada pozo, además el mismo debía contar con un tubo de ventilación y no podían llegar a la primer napa de agua para no contaminarla, esto fue una medida que no todos los vecinos cumplían lo que generó muchas dificultades.
Este sistema de agua corriente fue el precursor del servicio en Río Cuarto, pero funcionaba con precariedad y no abastecía a la totalidad de la población, por lo tanto no aseguraba la salubridad del agua y aun la ciudad carecía de un sistema cloacal lo cual vivía con un factor de alto riesgo para su población; por otro lado la municipalidad no cumplía con los pagos a la empresa Dinkeldein, por lo tanto la misma no pudo sostener el servicio y presentó quiebra, quedando la ciudad sin servicio de agua y gas. Esta empresa fue rematada judicialmente y obtenida por la firma “Luis Mussot y Cia” la que firma un nuevo convenio con la municipalidad y reanuda la actividad de provisión de agua y gas pero no logra sostenerse en el tiempo presentando muchas dificultades y trabajo sin renovar el equipamiento conforme a las exigencias de la demanda. Luego, en el año 1908, todas las instalaciones pasan a ser patrimonio de la municipalidad en donde la provincia de Córdoba entregó un subsidio para ayudar a concretar esta adquisición y comienza a realizarse una administración propia con el objetivo de reconstituir y ampliar el servicio de agua y alumbrado a toda la ciudad.
La municipalidad encuentra el servicio en malas condiciones y además de pagar a quien se lo había vendido debía comprar motores de bombeo, cañerías y calderas si quería mantenerlo en funcionamiento, todo era un gran desafió pero había que asumirlo. Ante esta situación se estableció a través del Concejo Deliberante un decreto en donde se dictaba la obligatoriedad de conexión a la red sobre cada domicilio que pasara al frente, lo cual contribuyó significativamente en aumentar el número de usuarios del servicio, lo que posibilitó hacer que la empresa municipal fuera más manejable y Río Cuarto surgiera en lograr poseer un servicio vital como era el agua corriente.
Walter Bonetto
19 de junio de 2016
(Fuente consultada: “Servicio de Agua Potable y Efluentes en Rio Cuarto”- Ing. Miguel Anguel Pérez- INGRAF edición julio 2015)
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