Conforme a los aconteceres nacionales de los últimos días y al desarrollo de las actividades de los funcionarios del gobierno nacional millones de argentinos se dan cuenta de que a nuestro país le falta “seriedad de gobierno” y esto es algo preocupante que conduce a situaciones tan cuestionables como inseguras; además es preocupante que ocurra cuando realmente podría ser evitado.
Es cierto lo que mencionó nuestra presidenta semanas atrás en donde al referirse a un funcionario opositor manifestó que “debía bajar unos cambios”. Lo triste, que quien también tendría que bajar varios cambios es el mismo gobierno nacional por las imprudencias que comete y no lo hace. Todo lo contrario, se empecina en el error y con querer decir que lo “rojo es azul” y esto es una situación que irrita y desmerece innecesariamente su gestión, porque lo rojo es rojo y lo azul es azul”. Es notable observar como al poder ejecutivo nacional le falta humildad, grandeza y sensatez, por lo tanto, le falta el respeto a gran parte de la sociedad argentina, lo que es algo que se contradice con todo el marketing politiquero que se realiza desde las tribunas oficialistas.
Así podemos decir que negar la importancia del cacerolazo en donde indudablemente participaron miles y miles de personas que le dieron el voto a la actual presidenta; que también participaron por miles, personas trabajadoras que jamás lograron un auto cero kilómetro o fueron al extranjero, pero que ahí estaban, reclamando con respeto y sin romper nada, o sea que no son ciudadanos de altos ingresos como desea presentar el gobierno y los medios de comunicación condicionados por la gestión actual. Esta negación es una necedad inadmisible, no conduce a ningún objetivo loable. No puede ser intolerante el gobierno de no respetar la diferencia; de ser indiferente ante un reclamo masivo y respetuoso, excepto algunos inadaptados que colocaron injustamente carteles agresivos en contra de la presidente, pero realmente fueron excepciones, las que indudablemente tomaron los partidarios para poner el grito en el cielo, pero en definitiva fueron agresiones intrascendentes y aisladas porque todo el cacerolazo fue respetuoso y pacífico tanto en Buenos Aires como en el resto del país. Concretamente fue un reclamo en paz.
Con la falta de sensibilidad del gobierno para escuchar y respetar con amplitud el reclamo, quedó la sensación que la democracia esta alterada, altamente alterada, lo que se convierte en peligroso para los argentinos. Pasarle por arriba a quien piensa distinto es el camino al caos, no es la fórmula del entendimiento y menos de la paz, como ya hay muchos países que están entrando. Nuestro país no debería caer en ese error. Nuestra sociedad precisa paz y trabajo; nuestra presidenta precisa respeto y toda su gestión de gobierno debe ser respetada, inclusive por sus adversarios políticos. Pero para esto, las autoridades deben dar ejemplo y tristemente no lo dan. No es función sana de un gobierno bien intencionado querer manejar la prensa, querer intervenir o condicionar con pautas publicitarias los medios de comunicación para que digan como mucho lo hacen ahora que lo rojo es azul. No es justo pretender llevar la política partidista a las escuelas, ni que se politice la educación media, menos la primaria. No es justo quererle decir a los jóvenes y a los niños “qué deben pensar”. Lo justo es “enseñarles a pensar” para que logren grandeza y amplitud.
Con estas actitudes no demuestra Argentina estar es el camino correcto después de tantas esperanza de millones de personas que soñamos con la democracia, pero con tristeza vemos que en democracia se cometen errores inaceptables marcados por el autoritarismo y la falta de sensibilidad en interpretar a una nación, lo que termina faltándole el respeto al ciudadano. Algo está mal en nuestro país. Hay millones de personas que desean que Argentina siga siendo la patria querida para sus hijos y que cada día sea una tierra de promesa y de seriedad de nuestros gobernantes, pero no se observa eso. Cuando uno ve que desde el mismo gobierno se miente, es algo demoledor para el hombre de trabajo y de fe en la república, porque en vez de sumar, cada día se resta. La mentira en la inflación con un constante costo de vida en alza; la degradación de la moneda por la emisión fuera de un control correcto por el banco central; la mentira en la seguridad; la mentira en la obra pública; la mentira en las estadísticas, el anuncio de proyectos altamente polémicos e inalcanzables; el mencionar logros inconclusos, el no cumplir con desarrollos anunciados, etc. etc. Todo esto no es correcto, hace mal, abre la brecha de la diferencia y separa a los argentinos creando distancias innecesarias. Argentina no es un pueblo ignorante pero si demostró ser un pueblo de fe política, por eso que ganó la actual presidenta con una brillante elección, porque millones de argentinos creyeron en su propuesta y así fue el porcentaje que obtuvo. Lo mismo ocurrió con el Dr. Menem ganó por un amplio porcentaje su reelección, pero con ese mismo porcentaje se fue a la decadencia. Entonces convengamos que el pueblo tiene fe pero no es incauto; es un observador silencioso y no desea que le mientan constantemente. A esto el gobierno lo debería entender y corregir porque seguramente que lo puede hacer, porque tiene sobrada capacidad para hacerlo y puede poner las cosas en su lugar, caso contrario contagia desazón y por sobre todas las cosas no es justo. Termina creando confusión y en esta confusión la corrupción avanza; cada día el asistencialismo injusto crece y el trabajo se desmerece, el esfuerzo también se desvanece, porque el sacrificio es superado por la prebenda, el acomodo, la militancia calculadora y mal intencionada y en definitiva esta cometiendo el mismo error del gobierno del Dr. Menem que llevados por el apasionamiento político sienten creerse que han hecho y que están haciendo lo mejor sin darse cuenta que lo mejor está muy lejos de ser alcanzado y menos será alcanzado cuando se falsea la realidad. Precisamos que los patriotas den el presente, no falten a la cita, y por sobre todas las cosas demuestren grandeza y seriedad. Eso espera el pueblo argentino ¿Sabrá el gobierno interpretar esta realidad?
Walter Bonetto
Publicado en Periodico La Ribera Octubre 2012
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