A pocos días de las elecciones nacionales, muchas acciones
del gobierno actual se las pueden observar como una clara señal de que están
“organizando la despedida”. Las constantes cadenas nacional para expresar con
clamor episodios en muchos casos intrascendentes; el discurso cuestionado de la
Presidenta en las Naciones Unidas, ausente en gran medida de sensatez,
austeridad y autocritica, solamente
marcando como culpables a otros países
para acusarlos como responsables de los males propios; un gasto público descontrolado que no cesa; la negación constante de la
verdadera realidad nacional; el cuestionamiento de corrupción y enriquecimiento
ilícito de altos funcionarios de la nación; la “adecuación” de la justicia removiendo jueces e influyendo sobre el poder
judicial para atenuar futuras
acciones sobre un gran número de causas
abiertas; las caídas de reservas en el Banco Central; las nuevas y urgentes
gestiones con China para obtener mayor crédito y colocarlo en las reservas; la reducción
en un año de 900 millones de dólares del
saldo comercial del país; las caídas de las exportaciones que son muy
significativas en los últimos meses…todo esto marca un panorama no muy
alentador, en donde se observa que al final de los días de la gestión Kirchner
no se hace nada para levantar la puntería y corregir el rumbo, o por lo menos
dar señales de esperanza con sinceridad
a los próximos gobernantes y así es como
el mismo posible sucesor de la gestión
actual, Daniel Scioli, queda afectado por las actitudes del gobierno
y no lo favorecen, al contrario, lo
perjudican.
En declaraciones recientes el ministro de economía acaba de
mencionar públicamente que: “La mejor
distribución de la riqueza, la inclusión social y el bienestar de
nuestro pueblo deben ser objetivos de los avances tecnológicos”. La verdad
que el pensamiento del funcionario es muy acertado en teoría, pero escapa
totalmente a la realidad actual del país, porque en una nación que posee más
del 20% de pobres, seguramente que algo anda mal y la riqueza no está bien
distribuida. Esto también significa que tampoco hay inclusión social y el
bienestar no es general, mientras que los avances tecnológicos no llegaron a
los lugares correctos y solamente para dar un ejemplo tomamos la tremenda
crisis actual de las economías regionales, en sectores que deberían ser
altamente productivos, se encuentran en estado de desastre y aquí también tiene
algo que ver el gobierno y las tecnologías asignadas a esos lugares.
Seguramente que el gobierno tiene otra mirada, porque
siempre lo demuestra, y nos va a decir
hasta el cansancio que dos más dos son diecisiete, como siempre lo hace, y no que son cuatro. Así es que si uno
escucha “la versión oficial”, todo está maravillosamente bien, pero qué pasa
cuando usted va a la farmacia o al supermercado o pone combustible en su
vehículo. Ahí hay otra realidad, que no es la Télam, ni de la propaganda oficial, ni del discurso
de Cristina; ahí ve al país con crudeza, que lo golpea y que nos mienten con el aumento del costo de vida, porque se da cuenta como
en cada momento con la inflación nos meten las manos en los bolsillos, a pesar
que nos digan que Argentina tiene para sus trabajadores el “salario básico más alto de Sudamérica”; pero eso no nos sirve, eso es
otra mentira, además no queremos tener el salario más alto, queremos que nos
alcance a vivir con dignidad, y ahora los trabajadores en general no lo tienen, y quizás no les interesa
el de Sudamérica, les interesa el de
Argentina que es nuestra realidad. No se entiende porque siempre se quiere
comparar por el lado que al gobierno le
conviene y lo hace con una picardía absoluta y con irresponsabilidad constante.
Es necesario tener una mirada de la realidad clara y
objetiva, si el gobierno la demostrara podría mejorar muchas cosas, es una lástima
que no lo haga, y es una lástima porque de esta manera le resta seriedad a su
gestión. Los argentinos precisamos que nuestros gobernantes sean serios y que
organicen a nuestro país, porque actualmente estamos muy desorganizados,
nuestro país precisa un gobierno que termine con la cantinela de los medios de comunicación y
que trabaje con los medios de organización, que convoque a la honestidad, al
trabajo, que excluya a la corrupción, a los ñoquis, que baje el gasto público,
que suspenda el derroche de dinero, que reduzca la propaganda oficial y que así
encuentre el camino del bien común que
hasta ahora no lo encontraron. Si apuntara a ese objetivo sería una honrosa
despedida.
Walter Bonetto
30 de septiembre de 2015
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
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