domingo, 19 de abril de 2015

El Derecho de Votar

Ya estamos relativamente  próximos de nuevas elecciones, pueda ser que los argentinos  tomemos conciencia de la importancia de votar, porque esto no es solamente  ir y poner la boleta, es tener la capacidad de elegir ¿cuál es la boleta?, y  realmente es difícil para los argentinos ejercer este derecho; pero nos tenemos que poner a pensar con sensatez y sin apasionamientos  el valor  extraordinario que tendría el mismo  si  lo usáramos con inteligencia para así darles una lección a los políticos corruptos a quienes muchas veces, demasiadas, los convertimos en funcionarios y no se lo merecen.

 No caben dudas de que Argentina esta traspasada vergonzosamente  por la corrupción en la política, como también en otras áreas,  y esto tan delicado esta enraizado en la sociedad,  así el dicho tan decadente: “bueno que roben pero con tal que hagan”;  “todos son iguales”; “la política es tan sucia”…   No es fácil comprender después de tantos fracasos ¿por qué los ciudadanos no despertamos a esta realidad? Solamente el despertar a la misma le daría impulso a nuestra nación,   la cual precisa de funcionarios honestos y trabajadores.

No es posible que todos sean corruptos, hay gobernantes y  dirigentes  comprometidos con el honor, hay políticos honestos y capaces, hay personas de bien en el mundo de la política, no puede ser que este todo perdido.   Pero falta que el ciudadano  se dé el lugar para que ellos actúen  y aquí falla “el ciudadano”.  Darle el lugar significa limpiar la política; significa no considerar que sean todos iguales;  no aceptar que roben por más que hagan, no darle posibilidades a tantos corruptos en la función pública, y eso está en nosotros  en los hombres y las mujeres de esta república.

La democracia permite la elección, la alternancia, el pensamiento plural de las ideas, el compromiso  pero se precisa un norte claro  dirigido por líderes confiables y serios  que sepan ver la realidad  con el sentido común. Hoy la política  está asfixiando a la nación y los  treinta años de democracia logrado con tanto sacrificio no demuestra aun soluciones contundentes, al contrario, los gobiernos mienten  y en esa mentira se llevan la esperanza de miles de mujeres y hombres  de honestidad y de trabajo, por lo tanto no hay confianza en la política.

 Actualmente se miente con la pobreza, sin importar que mueran niños por desnutrición; se miente con la deuda externa; se miente con la declaración de bienes de altos funcionarios, la mentira es un sistema y la corrupción es un método.
¿Adónde esta la honestidad de los gobernantes? ¿Por qué muchos de ellos están acusados de enriquecimiento ilícito?  ¿Por qué movemos un avión para llevar  un puñado de diarios al sur  y gastamos miles de dólares,  mientras que por el norte se mueren los niños porque no beben agua potable o no tienen un plato de arroz.

El bien común no puede estar dosificado, el bien común debe ser amplio, abarcativo, debe  llegar a la población  ¿No nos hemos dado cuenta aun  como ignoran algunos  gobernantes a la gente pobre y sin recursos en muchas provincias del norte argentino?  Hay gobernantes que se perpetúan en el poder  a costilla de estos pobres desprotegidos. Indudablemente que esto ocurre porque  en nuestro país hay políticos sin escrúpulos, que ahora son funcionarios  porque les dimos el voto y   que usan la ignorancia de la gente para perdurar en el sillón de gobernador, de intendente… ¡Esto es nuestra decadencia!... Votar significa ejercer el derecho de ciudadano.

Votar significa que somos algo y no nos deben manipular,  todos los ciudadanos tenemos ese derecho aunque pocos lo ejerzan. La constitución establece libertades y derechos para votar,   por eso el voto es secreto y libre, para poner la boleta de la esperanza. Pero la esperanza no la puede dar el clientelismo, ni la militancia mal usada, ni la frazada, ni el par de zapatilla, ni la  remera, ni la promesa del trabajo incierto.  La esperanza  realmente está en poder votar con inteligencia para darle el voto al político honesto, a quien no nos robe, a quien realmente nos cuide, a quien no sea corrupto, pero sin embargo muchas veces se vota  a sabiendas sobre la conducta  desfavorable de muchos de ellos.

Saber votar es tener la capacidad de buscar y encontrar al candidato honesto más allá del partido o la agrupación que sea, lo que no es una tarea fácil, pero tampoco imposible. Para buscar la honestidad no hay hacer caso del discurso, porque en general es mentiroso.  Hay que mirar la acción, las obras, el trabajo y hay que saber exigir lo que prometieron  que se debe traducir en dos palabras “bien común”. Hace décadas que nuestros gobernantes no alcanzan  lograrlo, por eso nuestra decadencia, más allá que nos digan que vivimos en la gloria.

Walter Bonetto
19 de abril de 2015
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