Una
esperanza con futuro
Un nuevo gobierno nacional; un nuevo presidente. Esto que parece en principio algo rutinario se escapó de la lógica y ocasiona admiración y asombro a millones de argentinos por el liderazgo que hasta ahora está presentando el actual primer mandatario. Indudablemente se vislumbra un gran cambio y una autoridad que predica con ejemplo e impone con dinamismo, además de ser un cambio que en gran medida ya se puso en marcha.
Tomar medidas como las que ha tomado el gobierno sobre una sociedad tan desordenada y con centenares de sectores acostumbrados a recibir beneficios muchas veces sin trabajar no resulta algo fácil de cambiar para ningún gobierno.
Bajar el gasto público, achicar empresas nacionales o privatizarla, despedir a personal que no trabaja, hacer un control eficiente sobre todas las empresas nacionales etc etc. Son todas medidas que causan malestar a miles de argentinos que están acostumbrados a vivir de beneficios que no le corresponden.
Pero claro hay otros millones de argentinos que pagan con su trabajo y esfuerzo a quienes no trabajan y si se dedican a protestar por las calles en actos partidistas que organizan las instituciones que los agrupan. Generalmente son instituciones de izquierda las que fomentan a estos movimientos que en muchos casos generan violencia.
Buscar la libertad de la sociedad es mejorar la educación, la seguridad, la economía, la salud, el trabajo, esto no se puede lograr de ninguna forma si no se modifican leyes desde el poder legislativo de manera inmediata. Al pretender estas modificaciones el Poder Ejecutivo estableció el Decreto de Necesidad de Urgencia y la Ley Ómnibus. Estas medidas punzan y desestabilizan profundamente la medula de organizaciones que trafican constantemente con la pobreza, para hacer su gran “negocio” de populismo y generan un rechazo agresivo a las ideas de poner orden colocando palos en las ruedas para sostener a miles de personas que viven de prebendas y obtienen “beneficios” constante de quienes realmente trabajan y pagan los impuestos y aquí existe un gran e injusto desequilibrio, propio de una nación desarmada.
Muchos de los ajustados por estas medidas gritan que “La Patria no se Vende” y que se “Ataca al Pueblo” lo que en verdad no es nada exacto, porque se debe considerar que nuestra patria ya fue vendida por el gobierno anterior y diríamos que mas que vendida fue rematada sin piedad y ahí nadie gritaba, ¿estaban de acuerdo? …
Es inconcebible pero así fue, por eso nuestra pobreza actual, nuestro Banco Central sin reservas; nuestra tremenda inflación; nuestra moneda argentina totalmente licuada y sin valor; nuestra salud y nuestra educación deterioradas, nuestra falta de trabajo, y tantas cosas más lo que es inconcebible que argentina se encuentre tan desmoronada y los mismos que provocaron esta catástrofe ahora desean que el actual gobierno fracase.
Ante semejante calamidad el actual presidente se muestra como una esperanza con futuro que es lo que sueñan millones de ciudadanos. Estos millones de ciudadanos también son “el pueblo” mientras que los que dicen las agrupaciones de izquierda como pueblo. Realmente son los enemigos del pueblo que no generan esperanza, cortan las calles y tampoco desean trabajar.
El pueblo realmente quiere trabajar, educarse, tener seguridad, tener educación y eso sabe que jamás se logra con prebendas ni cortando las calles, se logra con trabajo. Argentina vive una situación difícil pero no imposible. El gobierno actual está marcando el camino, necesita ser apoyado.
Walter Bonetto
5-2-2024