sábado, 22 de febrero de 2014

Venezuela Convulsionada

   Realmente da dolor lo que ocurre en nuestra hermana república de Venezuela y más aún si pensamos que eso puede ocurrir en otros países, Inclusive en el nuestro. Una situación tan injusta  para millones de venezolanos que desean la paz, pero que indudablemente sus gobernantes actuales parece que  los quieren encerrar de cualquier manera en una jaula política  al estilo cubano.

     La “revolución bolivariana” en gran medida  es un rotulo marquetinero que encierra   un plan muy bien premeditado y orquestado  que está llevando a este país hermano, no a una evolución socialista, sino que  al caos. El concepto de revolución que aplican las autoridades desde más de una década, aunque no lo digan frontalmente,  significa: “cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación” y las autoridades actuales viven teniendo en la boca: “revolución”,  como si fuera algo normal, así fue y es que    los presidentes  Chavez y Maduro, mas todos sus funcionarios y seguidores,  manifiestan constantemente el “espíritu revolucionario” y expansivo de esa revolución con una verborragia agresiva expresada por horas y horas desde los palcos políticos, usando los medios masivos de comunicación en donde claramente se observa que  quien no piensa en socialista o comunista  está en la vereda de en frente y es descalificado o enemigo, sin entender que no todos los seres humanos ni los países desean ser socialistas o comunistas, como tampoco desean ser neoliberales ni capitalistas.

En el caso del mundo capitalista, que trajo grandes avances, también  mucho daño le hizo a la humanidad; pero el mundo comunista que no trajo avances, también le hizo mucho daño a la humanidad. Por lo tanto el ser humano tiene todo el derecho de rechazar lo que no le gusta, inclusive una revolución y no por eso el pueblo debe ser perseguido. Convengamos que en los lugares que ocurren “no hay democracia”.  Fue justamente Simón Bolívar un insigne patriota americano que dijo “Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos”. Sabrá el presidente de Venezuela si ejerce actualmente todos los poderes. Y para ser república los poderes deben ser independientes,  porque todos los poderes también se ejercen cuando el poder legislativo y judicial obedece ciegamente al poder del Presidente de la nación, esto no es una democracia. Es necesario tener en cuenta la frase del libertador  Simón Bolívar porque parece que no se aplica en la Venezuela actual.

   El presidente actual   observa  constantemente en sus discursos de palco político, “Golpes institucionales”,  y así es como  sus tremendos fracasos  de su sistema de gobierno no se hace cargo y se los asigna   a sus “enemigos”, a los fascistas, imperialistas, burgueses etc etc.  Pero jamás  asume  la responsabilidad de su gestión, y aquí está el verdadero mal de la crisis, la arrogancia, la soberbia y ocultamiento de la verdad ante el pueblo, y por sobre todas las cosas la falta de humildad y de querer corregir el rumbo para lograr el Bien Común.

   Venezuela tan rica en petróleo debe negociar en la actualidad la compra de combustibles con “su enemigo”, los Estados Unidos, porque ellos no tienen como refinarlo. Las empresas que confiscaron con la revolución que fabricaban    productos de primera necesidad están  sin funcionar y esto ocurrió cuando quedaron en manos del estado; el déficit monetario alcanzó niveles impredecibles; la inseguridad ha crecido a niveles preocupantes; los ciudadanos hacen largas colas para conseguir alimentos, papel sanitario y productos elementales para el diario vivir, pagando los mismos precios elevados con un dinero totalmente desvalorizado. Por lo tanto ha caído la producción nacional, se perdieron tecnologías de producción,  y no hay capacidad para el mínimo desarrollo industrial, ni agrícola; entonces cabe la pregunta: ¿Qué paso con la revolución?, si está  en su inicio fue un modelo reconocido porque creó importantes programas de ayuda y desarrollo social —Misiones Bolivarianas—, las  que lograron un gran mérito, porque  terminaron sacando a miles de venezolanos de la pobreza y marginalidad. Pero luego la revolución se politizó demasiado  y lamentablemente se fue vistiendo  de fracaso. En definitiva no es fácil la revolución.

   Las cosas profundas del país  verborragicamente se resuelven muy fácil desde la tribuna, pero en la realidad de los hechos no es tan sencillo y con el discurso no alcanza.
Chaves primero, Maduro después, es muy posible que hayan  abusado del discurso en expresiones y en tiempo,  haciendo en cada tribuna  un show, simpático para sus seguidores, pero muy agresivo e irritante para sus opositores,   abusando de la verborragia, en donde con palabras y slogan de la revolución quieren convencer al país y al mundo  como si fueran los mayores sabios y estadistas de la tierra; pero los resultados que obtuvieron son pocos, caso contrario la nación  no estaría en el caos que la sometieron. Ante esta situación muchos se preguntan ¿Cuándo se dedicaran a gobernar?, dado que gobernar no es solamente dar discursos, es administrar a toda la nación con seriedad, sensatez y entendimiento.

   En este entendimiento se debe comprender que no todo un pueblo desea ser socialista o comunista; que no todas los países desean ser socialistas; es una desinteligencia pensar de ese modo,   ¿entonces por qué tanta culpa a los que piensan distintos?  Salir a la calle protestar en paz  es un derecho ciudadano que muchos gobiernos totalitarios lo condenan. Actualmente si algún país no socialista les sugiere buscar  la paz con el dialogo: “se entrometen”, y si la prensa internacional habla, interpretan que todos están en contra para desestabilizar al país, mientras que la prensa local debe ser exclusivamente pro gubernamental caso contrario la condenan.

   Realmente no debe ser todo así, no hay tantos enemigos, ni fascistas, ni imperialistas, ni guerras mediáticas, ni fantasmas de las tinieblas que quieran desestabilizar a esta querida republica hermana; es posible que falte una verdadera capacidad de sus gobernantes en tomar el rumbo correcto para administrar la nación y de ser funcionarios con grandeza. El presidente Maduro habla en estos días de paz. Dios quiera que la pueda lograr y que realmente la violencia cese.

   Si el pueblo de Venezuela desea poner un alto a las autoridades actuales deberán usar la fuerza de las urnas en las próximas elecciones, es el único camino de la democracia. Esta república hermana es una gran nación, merece por sobre todas las cosas ser soberana y respetar su libertad. Esta libertad debe ser respetada fundamentalmente por los gobernantes y también por los gobernados, lo cual ahora no está ocurriendo.

Walter Bonetto
22 de febrero de 2014
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domingo, 9 de febrero de 2014

Cuando los gobernantes usan la soberbia

    Cuando queremos estar por encima de los demás  sin  considerar a nuestros semejantes  aparece  en el ser humano “la soberbia”,  la cual es una actitud tremendamente dañina y siempre conduce a la desesperanza  y a la mediocridad. Esto es lo que están demostrando por estos días nuestras autoridades nacionales.

   Nunca un gobierno debe ser soberbio porque inmediatamente genera autoritarismo,  crea irritación y falta de confianza en la sociedad. Muchos países dicen tener “gobiernos democráticos”, pero en definitiva son “palabras”, porque en la realidad no obran  con el espíritu ni el sentido democrático basado en el consenso, el respeto, la pluralidad y el uso de la verdadera  libertad; sino que  todo lo contrario, en muchos casos terminan obrando con absoluto atropello a las leyes de la vida y de la constitución nacional y creen que la única palabra y actitudes que valen son las de ellos.

    La soberbia es un mal contagioso que se apodera de las personas para hacerlas volver apasionadas de sus ideas, dejándole una rigurosidad en sus pensamiento   sin permitirle  una meditación equilibrada ni una visión clara de la realidad,  y sin darse cuenta que “sus ideas” no siempre están a la altura de las circunstancias para lograr el bien común de una nación, (en este caso que hablamos de la soberbia de autoridades de gobierno).

    Puntualmente millones de argentinos   observamos el panorama nacional, porque realmente  nos preocupa, porque ahí está nuestro futuro, y cuando se lo analiza  asusta la soberbia de nuestros gobernantes. Por supuesto que existen excepciones  de funcionarios más  mesurados pero en general se destacan los soberbios, los que siempre  quieren tener la razón, jamás admitir el error, jamás sentirse equivocados, nunca escuchar  con verdadero respeto otras realidades de personas con gran experiencia,  para armonizar soluciones a los difíciles problemas que tiene el país.

   Parece no darse cuenta de que los argentinos estamos frente de una encrucijada tremenda  y si no nos unimos no se podrá sacar adelante a este país  que adolece de tremendos males  causados por una política en gran medida  incompetente, desorganizada y con funcionarios incompetentes,  donde se observa que en muchos casos prevalece en organismos del estado  el adoctrinamiento partidario y la militancia, más que el trabajo  de la verdadera función que  el gobierno exige. Así fue denunciada días pasado lo que ocurre en la Cancillería Argentina donde se realiza adoctrinamiento político en lugar de atender y trabajar por los problemas nacionales. 

   Debe soñar Argentina con ser un país plural y  de grandeza  porque tiene un tremendo potencial para serlo y para proyectarse al mundo con verdadera fortaleza,  pero no lo podemos alcanzar por nuestras desuniones, porque las miserias políticas afloran y avergüenzan  y gran parte de este problema crítico es causado por la soberbia de nuestros gobernantes y funcionarios.  

   Si se escucharan otras ideas, si no se mintiera  sobre la inflación, si existiera mayor sinceridad en nuestros gobernantes, si existieran mayor seriedad en los actos de gobierno,  gran parte de la ciudadanía apoyaría cualquier gestión, más allá del partido al que pertenezca. Cuando las cosas se hacen bien no siempre es fácil destruirlas aunque sean criticadas, pero al final la gente en su gran mayoría termina aceptando; pero a esto los soberbios no lo entienden, no lo pueden entender.  Si a nuestro país le va mal como ocurre ahora en la parte económica,  que se produjo  un desorden significativo, dado que  la inflación de estos días causada por el desbarajuste que ocasionó una devaluación  en gran medida negada por el gobierno, pero se mantiene   descontrolada:   “la culpa la tienen los empresarios, las corporaciones,  los formadores de precios, los especuladores” etc etc. Pero cómo: ¿nunca la tiene el gobierno?. Aquí está la soberbia oficial en primer plano, y echándole la culpa a otro jamás los argentinos  resolveremos el problema  y además  el problema fundamental de esta situación es del gobierno,  que gastó más de lo que ganó irresponsablemente, licuando el dinero  circulante por emisión y generando inflación etc. etc.

   No asumir la responsabilidad  es soberbia. Este mismo problema ocurre  en  la Venezuela actual,  en donde su presidente declara públicamente que los avatares económicos que vive su país “son causados por los empresarios”. O sea, concretamente si al gobierno le va mal la culpa la tienen los otros. ¿Qué clase de funcionarios son estos?  ¿Por qué esa soberbia?  Otro ejemplo que podemos citar de tantos existentes: la embajadora argentina en los EE.UU acaba de declarar que económicamente  “el país está en el curso correcto”. Una falta de realidad absoluta porque no es así,  cuando se caen  las reservas del banco central  y la inflación aniquila los bolsillos, no puede expresar lo que dijo. ¿Por qué la embajadora no toma seis mil quinientos  pesos por mes  y viene a vivir en un hogar medio?  Veremos si dice lo mismo de que el curso es el correcto. 

    La soberbia en este tiempo de crisis económica aflora por todos lados  sembrando desesperanza y restándole seriedad al gobierno y a sus funcionarios. La soberbia hace que los gobernantes nos hablen de crecimiento, pero en realidad el verdadero crecimiento lo veremos en el supermercado y la farmacia y realmente este no se observa.  Así  se decepciona cada argentino al concurrir al supermercado  para adquirir los elementos básicos para su vida.  Realizada una encuesta de opinión lo que más dice y piensa la gente  cuando llega a la caja para abonar lo poco que pudo llevar para su familia: “cuanta mentira”.


Walter Bonetto
09 de febrero de 2014
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domingo, 2 de febrero de 2014

Sensación de rumbo perdido

   Autógrafos fotos y arrumacos  con Fidel Castro,  para nada alcanzan en bajar el nivel de preocupación de millones de argentinos quienes se sienten  irritados con estas actitudes y  entienden que las cosas no andan bien en el país y desearían ver al Poder Ejecutivo Nacional en una manera más  consiente y comprometida con  la república.

    Seguramente que para expresar estos conceptos  debemos observar la situación política de estos días  y aquí nos encontramos con posiciones desconcertadas de nuestros mismos gobernantes quienes se mantienen en demostrarse “indiferentes” ante el problema crucial de los argentinos que originó  y seguirá originando la devaluación del peso.

    La política económica  aparece como no bien configurada, con sus autoridades que se muestran discrepantes y dubitativas, dado que  en los discursos demuestran situaciones que en la realidad para nada se concretan, terminan siendo  “palabras”. El  Jefe de Gabinete  termina de informar  que realizará el “máximo esfuerzo” para que la devaluación del peso  “no impacte sobre el empleo  ni el salario”. Solamente con esto el gobierno está expresando públicamente en gran medida su mismo fracaso, dado que: las autoridades  actuales sostuvieron que “no habría devaluación”, pero esta irreversiblemente se produjo  y el funcionario con lo manifestado  la está aceptando;  pero no menciona que  es un  grave problema, y por otro lado se pretende que la devaluación no impacte al salario, porque así , inconcebiblemente, lo expresó públicamente, lo cual es una utopía,  dado que  siempre la inflación impacta al salario condicionando el poder adquisitivo sobre cualquier trabajador.

   Por lo tanto  desde que el gobierno tomó esta medida se impactó el salario de una manera contundente,  porque todos los productos están con precios  en aumento y estos precios son en muchos casos exorbitantes. Hay comerciantes actualmente que no venden o entregan a sus clientes mercaderías sin facturar, para hacerlo en el momento que los precios “se estabilicen”: ¿esto, no es aumento?

     Todo este proceder  crea  la sensación de observar el rumbo perdido y realmente es una verdadera lástima que ocurra  porque genera una gran desazón y desconcierto.  Argentina desde siempre, y ahora mucho más, “educada en gastar más de lo que gana”,  cosecha los resultados y esta es nuestra dura realidad  ¿Cómo se controla  el gasto público con tanto asistencialismo y subsidios?  ¿Cuánta gente cobra sin trabajar en este país?  Y convengamos que no está mal y es justo que existan subsidios y asistencialismo,  pero nunca en una medida de despilfarro como se está haciendo. No hay tantos ingresos en Argentina conforme a nuestro PBI  para hacer esto, entonces se termina pagando con emisión monetaria, licuando el dinero. Así caen cada día más las reservas, a pesar que el jefe de gabinete termina de expresar que las mismas “son más que suficientes”

   Cualquier ciudadano preocupado por su país sigue de cerca lo que ocurre y dejando de lado si está a favor del gobierno o se es opositor, la realidad argentina tiene una sola cara, o debe tener una sola cara: “de que al país le vaya bien” porque aquí está el futuro de todos nosotros, mas allá si se es peronista, radical o socialista,  pero el gobierno no está a las altura de las circunstancias,  porque no puede ver declaraciones mentirosas de nuestros funcionarios tratando de  disimular realidades que son indisimulables. De que no hay inflación, de que no habrá  devaluación,  de que la devaluación no impacta ni deteriora al salario, de que está todo bien etc.etc. Y no es así, porque no está todo bien: porque hay devaluación, porque hay inflación,  porque estamos perdiendo reservas constantemente  y estas son el reaseguro  para mantenernos  como nación, lo que se torna altamente peligroso que se pierdan.

    Mientras tanto que ocurre todo esto el gobierno está preocupado en leer a cada instante lo que dicen los diarios  Clarín y La Nación. Realmente, que triste que ocurra esto, cuando Argentina toda precisa de sus gobernantes seriedad, pero al contrario, parece que perdieron el rumbo y esta pérdida de rumbo puede llevar al país a tremendos conflictos sociales que el gobierno debe evitar.

Walter Bonetto
02 de febrero de 2014
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