jueves, 20 de junio de 2013

El Desafío de escribir



¿Por qué  escribir?

Una necesidad de comprometerse con la sociedad expresando ideas  y despertando inquietudes. ¿Es realmente un desafío escribir?

Estaré hablando de mi libro "La Industria Perdida" compartiendo una realidad de los logros  Argentinos  que asombran por el esplendor que tuvieron y la manera en que desaparecieron.

Les comentaré los porqué de mi libro "Buscando la República"; mis novelas: El Caminante, El Puente; Pedrito, Narcisa,  entre otros.

Mostraré fotografías  de los comienzos de la industria aeroespacial y automotriz de la nación y fotos históricas de Río Cuarto.

LOS INVITO  El viernes 28 a las 20 hs en Alberdi 575. Se sortearan libros  entre los concurrentes y habrá cafe.

lunes, 17 de junio de 2013

El día de la Bandera

La bandera, la patria, la independencia,  son valores tan profundos que conmueven  el corazón de las personas. Solamente recordar en aquellos primeros grados  de nuestra educación en  donde cantábamos  junto a nuestras maestras y a toda la escuela su marcha llena de encanto  y de  emoción: “Aquí está  la bandera idolatrada, la enseña que Belgrano nos legó…” Hoy precisamos queridos amigos cantarle más que nunca a nuestra bandera  para que la patria se una,  para que nuestro corazón se vuelva niño con toda la pureza que eso conlleva  y soñemos con esos colores tan puros  y llenos de ternura  que al verla flamear en el mástil se agitan suavemente  como para nunca detenerse y nos invitan a sentirnos argentinos.

   Pero desde su creación nuestra bandera tiene mucha historia e injustas contradicciones   hasta haber sido aceptada.  Fue enarbolada por primera el  27 de febrero de 1812 sobre las baterías de artillería en las costas del río Paraná, cercana a lo que es ahora la ciudad de Rosario,  siendo confeccionada por la vecina del lugar María  Catalina Echeverría de Vidal,  y quien por primera vez la izó fue el señor Cosme Maciel, un civil del mismo vecindario.


   Las palabras del General Belgrano vibraron de esplendor en la tarde de aquel memorable día: “Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la batería de la "Independencia", nuestras armas aumentaran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo "¡Viva la Patria!".

   La emoción fue muy fuerte y el momento  muy supremo y esplendoroso que marcó a la historia convirtiéndose en imborrable hito. La bandera había nacido y no solamente flameaba en el mástil de las baterías. Flameaba en el corazón de cada soldado, de cada hombre. Era la esperanza de un país naciente.
   Los contratiempos no faltaron y la nueva enseña fue como perseguida dado que el gobierno nacional en marzo de 1812 prohibió a  Belgrano el uso de la bandera por “razones internacionales”, aunque meses después al celebrarse el segundo aniversario de la Revolución de Mayo la bandera fue bendecida en la catedral de Jujuy por el canónigo Juan Ignacio Gorriti.

 Por esta causa el Triunvirato lo sanciona a Belgrano y le ordena guardar la bandera. Al llegar la Batalla de Salta  las tropas  vencedoras llevaban la bandera celeste y blanca y esta enseña quedó flameando en los balcones del Cabildo.   En enero de 1813 la bandera fue aceptada por la Asamblea del año XIII como símbolo del Ejército del Norte, y de ahí en más la tan querida bandera nacional, fue como noble insignia recorriendo el no siempre fácil  derrotero de los argentinos hasta consolidarse en el símbolo sagrado que nos dio identidad de nación.

   La bandera no solamente debe  flamear en el mástil de nuestras instituciones, por sobre todas las cosas debe flamear con orgullo en el corazón de cada argentino.

“…Yo te saludo, bandera de mi Patria, sublime enseña de libertad y honor. Jurando amarte, como así defenderte, mientras palpite mi fiel corazón”.

193 años se cumplen de la muerte  del creador de nuestra bandera, el general Manuel Belgrano,   realmente uno de los hombres más probos de la historia de América. Su grandeza, patriotismo, valor, honestidad y amor al prójimo lo convierten en un paradigma en un “Verdadero Patriota” que renunció a todo bien material, que murió en la pobreza para dejar el legado a su patria, pero además de escuelas, educación, valor y sacrificio, nos legó la gran enseña nacional.


Walter Bonetto
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
17 de junio de 2013
walterbonettoescritor@gmail.com
Twiter: @walterbonetto
Página de Facebook de Walter Bonetto

miércoles, 5 de junio de 2013

Día del Escritor

   El día 13 de junio de 1874 corresponde al natalicio de Leopoldo Lugones, ocurrido  en Villa María del Río Seco, localidad de la provincia de Córdoba. Vale la pena recordar a este distinguido hombre que logra ser  un escritor con una obra literaria  muy reconocida nacional e internacionálmente,   pero también fue protagonista de  una vida política muy  cuestionada que marcó enormes altibajos  en su trayectoria y terminó en gran medida opacando su personalidad.

    Gran admirador de Domingo Faustino Sarmiento pero con ideas políticas más inestables.  La obra de Lugones traspasó las fronteras y los tiempos  por su importancia. Inició su actividad literaria en Córdoba publicando poesías, luego se traslada a Buenos Aires en donde tenía aspiraciones de ser un revolucionario, con ideas socialistas y anticlericales. Pasaron unos meses  y se une a la masonería  y luego   a un grupo de destacadas  personas vinculadas al partido socialista. En Buenos Aires  funda junto a José Ingenieros el periódico “la Montaña”, luego escribe para el periódico “La Vanguardia”, entre otros. En esta actividad  se vincula directamente con escritores y pensadores de renombre, además de José Ingenieros, Manuel  Baldomero Ugarte, Roberto Pairó y  Rubén Darío,  poeta nicaragüense y  representante del modernismo latinoamericano.

    Todo este vínculo de prestigiosos escritores, le sirvió junto a su talento  para consolidar su prestigio e ir amalgamando su obra logrando mediante estas influencias ingresar al periódico La Nación. Su primer libro lo publica en 1897 “las Montañas de Oro”  y desde aquí va sumando  a su carrera literaria obras de prestigio que fueron  jalonando su trayectoria. En los primeros años de 1900 publica “Crepúsculos en el Jardín”,  luego vendría “Lunario Sentimental”  y “Las Fuerzas Extrañas”,  que seguirían dando continuidad  a su tesonera labor  y demuestra en aquella década  su inclinación y talento por escribir cuentos de narrativa  breve  de misterio, muy influenciado por la cultura rioplatense,  en donde varios escritores  como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar aceptan  y admiran sus referencias  por su estilo y formas que le va  dando a su obra.

    En 1915 Lugones fue Director de la Biblioteca Nacional de Maestros;  en 1926 recibió el Premio Nacional de Literatura y en 1928 preside la Sociedad Argentina de Escritores, institución de la cual había sido su creador.  Más allá de su carrera literaria tan rica e   importante compuesta por  narrativa como la “Guerra Gaucha”, su novela “El Ángel de la Sombra”;   y poesía, como “los Mundos”, “El Romancero” etc.  además de  centenares de artículos formativos y comprometidos con la vida política del país y las tradiciones argentinas, no le faltaron controversias en su carrera por su estilo tan cambiante en el pensamiento de las ideas políticas.

   Lugones exaltaba un espíritu nacional basado en la obra de José Hernández  “El Martín Fierro” y constantemente daba conferencias sobre lo que era su obra y su pensamiento. Pero justamente aquí, en su pensamiento, es donde muestra sus grandes incoherencias  basadas estrictamente en su accionar político. El de joven había sido un anarquista, luego fue socialista influenciado por tantos intelectuales que admiraba,  pero con los años se va desencantado de  esas ideas y su personalidad va cobrando un giro hacia el nacionalismo, inspirado quizás por factores europeos  y no duda en manifestarlo en las tribunas que levantaba haciendo una predica de las mismas lo que empieza a desencantar a innumerables seguidores  provocando un contundente  rechazo y cuestionamiento  a su persona desde los sectores del socialismo argentino.

    Así se llega al inicio de  la década del 30 en donde el talentoso escritor argentino es ferviente animador del general Uriburu e influye sobre el mismo para   promover de la caída del presidente  Irigoyen  en que se provoca la hecatombe Argentina y la perdida de la república con aquel tan nefasto golpe cívico militar. Aquí  estaba comprometido el mismo Lugones que predicaba “la hora de la espada”;  que veía al comunismo como al gran enemigo, convencido que a la república la salvaban los militares y la iglesia. A partir de aquel momento de la revolución la vida de Lugones fue más severa que antes. Es posible que se haya dado cuenta que lo logrado  no salvaba la república, al contrario, se habían convertido aquellos hombres con sus pensamientos golpistas en  los sepultureros de la nación; la habían condenado al fracaso, lo que de hecho existió.  Así fue como  miles y miles de personas y estudiantes aplaudieron aquel nefasto golpe, sentando con el mismo  al primer dictador de la historia Argentina. A partir de aquel momento los golpes militares perduraron por medio siglo desquiciando el futuro de millones de ciudadanos.


    El 18 de febrero de 1938 Leopoldo Lugones  en un lugar llamado “El Tropezón” en el Delta del Tigre de la provincia de Buenos Aires, lamentablemente se quitó la vida ingiriendo una copa de whisky  con cianuro.  Sus ideas políticas no fueron acertadas y hasta el presente generan enormes controversias   por sus tremendos altibajos;  mientras tanto  su obra literaria perdura en el tiempo y su figura es   meritoriamente reconocida convirtiéndose  en  uno de los más grandes hombres de letras argentinos. 

    La causa de su muerte no se la conoce con exactitud,  pero se puede sospechar claramente que había un arrepentimiento  muy profundo sobre la conducta de sus ideas políticas  y además también en su vida aseguran que había aparecido un gran amor de una joven mujer que le perturbaba severamente sus días. Las letras argentinas y de Sudamérica perdieron aquel día a un gran escritor.


Walter Bonetto
4 de junio de 2013
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
walterbonettoescritor@gmail.com
Twiter: @walterbonetto
Página de Facebook de Walter Bonetto



sábado, 1 de junio de 2013

Comentario de opinión: Palabras y acciones de paz

   Estamos en el año 2013, la humanidad más allá de sus tremendas dificultades, las que nunca faltaron, recorre un camino de adelanto sideral en muchos aspectos  logrado por el hombre, pero realmente se escuchan en el mundo conceptos, frases,  y palabras  que parecen no corresponder a estos tiempos  porque se asemejan a las épocas de las cavernas. 

    Es increíble tener que soportar inconcebiblemente  tantos insultos innecesarios a las autoridades. Es aceptable que miles, quizás millones de ciudadanos no les gusten  o se sientan defraudados de sus mandatarios ¿Pero cuál es la causa que lo deba insultar con tanta grosería como ocurre actualmente en nuestro país? Si en definitiva se puede manifestar el desacuerdo o las diferencias con el debido respeto sin tener necesidad de insultar o agredir.

     El ciudadano debe ser un hombre de  principios y de respeto sin sentirse tentado de caer en lo vulgar y despreciable. Días pasado se escuchó a nuestra primer mandataria tomar un micrófono y despotricar inconscientemente  en contra un funcionario y manifestar “que la tomaban por idiota…” algo totalmente fuera de lugar que realmente sorprende y no está a la altura de los tiempos ni de la investidura presidencial, demostrando con ese proceder una absoluta falta de seriedad y de respeto a millones de ciudadanos.

     Esto es lamentable,  y no es una crítica,  es manifestar con preocupación un acontecimiento producido al frente de miles de ciudadanos  por quien debe dar ejemplo, y termina dando lugar para que el carrusel de los insultos y la diferencias se agiganten vergonzosamente. Más al norte del continente encontramos por estos días  a otro primer mandatario que además de ver el alma de su predecesor en un pajarito,  ahora hace un escándalo internacional porque su opositor político se reunió con un presidente vecino ¿En qué mundo vivimos? ¿Cuál es la amplitud de nuestros gobernantes?



    Cuantos gobernantes dicen trabajar para la paz haciendo revoluciones pero obran demostrando todo lo contrario con una soberbia vergonzosa  y autoritarismo manifiesto,  mientras tanto viven fabricando diferencias y hasta les están dando armas a sus jóvenes y apasionados militantes para asegurar su revolución  aunque  parte del mundo incauto aplaude en silencio estas barbaridades. ¿Eso es la paz?

    Demasiadas guerras ha tenido y sigue teniendo el mundo y desgraciadamente es posible que siga por caminos equivocados.  La paz, verdaderamente la paz, se construye de otra manera: con la grandeza, con el trabajo, con la lucha honesta, con el sacrificio, con el respeto demostrado inclusive al adversario político, con el estudio, con la honestidad y con la buena fe, con el entendimiento y no con la diferencia. Hay  gobernantes que parecen no tener en cuenta esto. Si alguien piensa distinto ya es su enemigo, porque es neoliberal, o porque es de derecha, o porque es de izquierda,  y no siempre es así. Esos rótulos deben ser superados porque en definitiva son divisiones y lo que precisamos es unirnos para lograr una república mejor en donde no nos confundan con nuestras ideas.  

   La paz no se construye victimizándose constantemente, ni poniendo rótulos o echándole la culpa al vecino con discos rayados que repiten la misma cantinela hasta el hartazgo de que lo que anda mal en su país es culpa de aquellos, ¿realmente creen que sea así? ¿No será en gran medida por sus propios errores y culpas? Por otro lado  pregonan una libertad y democracia mentirosa porque obran  como en dictadura  atropellando constantemente a la sociedad que piensa distinto.  En cambio, la paz es trabajo y esfuerzo y no siempre revolución. La paz permite lograr innovación a una sociedad para su crecimiento ¿Por qué y para qué tanta revolución?  ¿Qué se quiere anular realmente? 

    Argentina también precisa paz. La sociedad está muy dividida y es peligroso para la nación. El gobierno atropella demasiado a una sociedad en gran medida desorganizada y también es peligroso e imprudente su accionar porque obra al “vale todo”. El gobierno no da ejemplo,  ni en sus palabras, ni en sus acciones y esto es desalentador porque precisamos una república más organizada. El gobierno logró muchos objetivos loables en su gestión,  no puede entrar en la decadencia de verborragia  como lo está haciendo,  ni en el atropello, ni en la mentira.

    El gobierno precisa darle paz al  país y el primer paso que debe dar es pensar que no puede gobernar para sus seguidores políticos, debe gobernar para todos los argentinos  cosa que parece no estar haciendo y lo demostró claramente con la celebración pública del 25 de mayo en donde se dejó el mensaje de que la patria había nacido hace diez años y era de los seguidores del gobierno y no de todos los argentinos, lo que demuestra claramente una lamentable falta de madurez republicana que resta, en lugar de sumar.

Walter Bonetto
1 de junio de 2013
Periódico La Ribera
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
walterbonettoescritor@gmail.com
Twiter: @walterbonetto
Página de Facebook de Walter Bonetto

Historia de Río Cuarto. "Falta de Médicos"

    Los inicios de la medicina organizada en nuestra ciudad y región  para nada surgieron junto  a la misma población, todo lo contrario, pasó más de un siglo desde la fundación del pueblo para que se fuera organizando y la historia sobre este tema rescata muchos episodios interesantes que nos demuestran cómo se atendía la salud en épocas pasadas. Se conoce  así que la actividad de los curanderos era intensa  y hasta el mismo Cabildo enviaba heridos para que estos los asistieran, generalmente  se les pedía que efectuaran   el reconocimiento y curación de heridas. 

    El Dr. Américo J. Frigerio en su libro “Cronología Médica de la Villa de La Concepción” -Pág. 26- nos relata el episodio  del Comandante Gualberto Soria: ante las dolencias abruptas de tan importante hombre, dado que era quien estaba organizando esta población, la familia gestiona urgente ante sus dolencias  obtener alguien que lo cure  y fue llamado el mulato Roque de la Mar,  que era considerado “curandero” con interesante prestigio el que  ya había  cumplido  estas funciones en San Bernardo, paraje ubicado más al este de La Concepción, quien  entre los años 1779 a 1788 ejerció como principal curandero de Río Cuarto. Este hombre si bien era carpintero poseía un “certificado para curar”  expedido  por el cura y vicario del partido de Río Cuarto y Juez, Don Santiago Arias y Cabrera, y realizaba esta actividad con mucha vocación.


     El curandero se ocupó de don Soria ejerciendo una cantidad de procedimientos  que en nada mejoraron al enfermo hasta que al final  el comandante  murió, por lo tanto el mulato quedó muy cuestionado y  fue encarcelado  en La Concepción hasta que luego de un año el mismo gobernador Sobremonte se apiadó y lo hizo soltar, mientras que su defensor sostenía que era una injusticia haberlo puesto en prisión y  manifestó que “la necesidad carece de ley”. Posteriormente  De la Mar, sigue trabajando por varios años como curandero de la Villa autorizado por el mismo Cabildo. 

   Por los primeros años de 1800 también la historia registra que obraba don Pablo Pedernera  como curandero reconocido  a quien el Cabildo le  confiaba  realizar los peritajes por homicidios y heridas de puñaladas por peleas que nunca faltaban. Así era como varios curanderos tanto femeninos como masculinos,  se dedicaban al oficio de la medicina  en los poblados y parajes de la Frontera Sur,  algunos  de aquellos mencionaban haber aprendido los procesos de curación por medio de indios. 

     Más adelante hay otro episodio de nuestra historia que  se produce en el año 1821, cuando  se enfrentó el Coronel Bustos con el General chileno José Miguel Carrera, en donde se libra la Batalla de Chaján, en que Bustos es derrotado. Además de los muertos,  una  gran cantidad de heridos y mutilados por sables, lanzas y puñales quedaron en el campo de combate, los que fueron penosamente traslados en carretas  y hasta en rastrones a  la Villa de Río Cuarto, donde en dos ranchos desocupados se improvisó  un hospital para la curación de estos desesperados, algunos llegaron sin vida por la sangre perdida. Fue “el cirujano” don Miguel Quenón y Vásquez que los asistió. Vásquez no era ni cirujano ni médico, era un curandero reconocido que llevaba Bustos en sus tropas pero hizo todo lo posible para salvar algunas vidas de los 26 heridos que tenía,  haciendo torniquetes, amputaciones, curando heridas, y de hecho algunas de esas vidas salvó.

    La necesidad del médico siempre estaba presente pero como facultativos no había,  seguramente se utilizaban a personas que tenían inclinación  para ayudar a enfermos o heridos y ante la desesperación de salvar vidas por situaciones difíciles  por, heridas, infecciones  y otras grandes dolencias. También  se cometían grandes males en muchas ocasiones, por no poseer conocimientos adecuados  ni tener los medicamentos básicos para atender a los enfermos.  

    Uno de los problemas principales que demandaba las atenciones médicas fueron los combates  vinculados entre los ataques de los indios, las peleas entre pobladores, las guerras civiles, las mordeduras de alimañas, el ataque de animales salvajes. Todo esto se convertía en episodios  dramáticos por los altos riesgos que ocasionaban dado que una simple herida terminaba con un cuadro infeccioso grave. Ahí se presentaba el curandero a pedido de los familiares  y aplicaba lo que tenía a su alcance   que eran medicamentos muy primitivos y poco efectivos, según el caso,   como   tópicos purgantes, ventosas, sangrías o sanguijuelas,  pero en definitiva la situación no se salvaba y la mayoría de los casos de heridas graves terminaba con la muerte.

 Los primeros pasos de la medicina organizada y profesional comienzan cuando los  regimientos  militares  fueron dotados de médicos. Recién en 1844 se conoce un médico profesional en Río Cuarto que fue el Dr. José Pastor Padilla, luego interviene el Dr. José Manuel Paz y a  partir de 1855 visitaba esporádicamente la Villa  el Dr. Tomas Caballero, que venía desde Córdoba vacunaba a los pobladores contra la viruela.  En el año 1856 ejerció la profesión el Dr. Conde, como médico militar,  pero después de muy corto periodo fue trasladado con su carpa sanitaria a las márgenes del río Quinto y Río Cuarto ya con 3.500 habitantes quedó sin facultativo. Después de diez años de total ausencia médica,  en 1866 se instala una nueva carpa de sanidad militar  bajo la dirección del Dr. Mateo Molina, trabajando como  colaboradores  los doctores Macias y Ortiz de Herrera;  estos médicos contribuían constantemente en la atención sanitaria  a la población de Río Cuarto, como en la entrega de medicamentos. 

Walter Bonetto
1 de junio de 2013 (escrito para revista La Ribera) 
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
Twiter: @walterbonetto

Página de Facebook de Walter Bonetto